domingo, 19 de abril de 2015

El robo.

Capítulo IV
El robo.




Dejé escapar un grito. Parecía estar enojado.



Debiste llegar hace dos horas habló firme.



Miré a Kira. Parecía estar en problemas...



Fui a comer con Kyo y Fede.



Empezó a caminar hasta su habitación, yo la seguí.



¡La próxima vez, avisa! gritó desde la sala.



Des era raro bueno, al menos para mí. Y tenía las mismas facciones que Kira. Ojos y cabello negros, piel blanca. No había diferencia alguna... sólo que él tenía pene y eso no me constaba.



Bruh, qué sobreprotector bufé lanzándome a la cama. Me quité los zapatos.



Ya sé se quejó, sentándose en un sillón. Pero cambiando de tema, cuéntame...



¿Qué te cuento?



Lo de Sid y sonrió.



Yo negué levemente. No hay nada. Hablo en serio.



¿Cómo no puede no haber nada? Se conocen desde niños.



Bueno, sí. Lo conocía como Sid el meón.



¿Sid el meón? y se empezó a reír a carcajadas. Yo la acompañé.



Digamos que, una vez en jardín de niños, dejó escapar sus fluidos... Ese nombre lo siguió hasta la secundaria, linda y estallé en risas. Pero no hay nada más. Él rompió mis Barbie Malibú una tras de otra y se metía en mi habitación a robarme libros suspiré. Espero que haya cambiado.



Bueno...



Aunque, diablos, ¡está bueno!



¡Ya salió el peine! ¡Te atrapé! ¡Já já já!



Le lancé una almohada, y ella me la lanzó de vuelta.



Bueno, it is what it is... Si los idiotas de la escuela fueran como él, tendría pareja para el baile me crucé de brazos.



¿Y por qué mejor no vas con él, ehhh? me dio una mirada pervertida.



La ignoré. ¿Qué dejaron de tarea en Química?



 

Pateé el sillón.



Yo quería mi revista hice puchero.



Perdón, es que con tantas cosas se me olvidó Fede me dio un beso en la frente y pasó de mí.



Cerré la puerta.



Eh, no la cierres escuché que dijo desde la cocina. Yo ya estaba en el sofá.



¿Por qué?



Regresó a la sala con una botella de agua en la mano. Es que Khris y Matt vienen subiendo.



Lo miré seria.



¿Qué? dijo luego de un rato.



¿Cuándo tendremos tiempo de hermanos?



Siempre lo tenemos. Matt es bueno con eso se sentó a mi lado.



No, Fede. Sólo tú y yo... Hermanos de sangre suspiré.



Bueno... algún día sonrió. La puerta sonó. Ahora ve y abre la puerta.



Me levanté pesadamente del sofá y caminé hacia esa cosa fea de madera. Cuando la abrí, Khris traía un six-pack de cervezas y Matt tenía una gran bolsa de papas.



¡Cerveza y papas! chillé. ¡Oh, bienvenidos sean, amigos míos! hice una reverencia, indicando que pasaran. Ellos, extrañados, lo hicieron. ¡Los amo, los amo! corrí rápidamente y les arrebaté las cosas de la mano, y, patitas, ¿para qué las quiero?



¡Hey, no, K! gritó Fede, riendo.



Iba a correr hasta mi habitación, pero Khris bloqueó el camino.



¡Diablos! gruñí, cambiando de dirección. Estaba a punto de refugiarme en el baño cuando Fede había cerrado y bloqueado la puerta.



¡Deja las cosas en el suelo! ¡No te haremos daño! gritó Matt.



Estaba rodeada.



¡Pero no!



Había escapatoria.



Deja las cosas en el suelo, K escuché a Khris.



Vi la puerta, que seguía abierta. Estaba a unos pasos de mí...



Por favor. Vamos a compartir todo Matt trataba de convencerme.



1...



Sólo deja las cosas ahí Fede.



2...



Compartiremos Khris.



3...



No hagas una locura Matt.



Corrí. Como nunca había corrido en mi puta vida, diablos. Estaba a punto de llegar al ascensor cuando choqué con alguien.



¡Mira por donde vas, orangután! gruñí, e intenté correr, pero esa persona me tomó del brazo obligándome a detenerme. Iba a decirle algunos dichos, pero me fijé bien. Era Sid.



¿Adónde vas con esas cosas? me preguntó con seriedad.



Yo... uh... iba a...



¿Escapar?



Asentí.



Dale, ven conmigo respondió riendo.



Un segundo después, nos encontrábamos ambos corriendo hacia el ascensor. Ya abajo, fuimos corriendo hacia su auto el cual era un hermoso Mustang y, diablos, sí, literalmente escapamos de allí.



 

 

Eso fue muy divertido admití a una distancia prudente de casa. Miré a Sid. Ahora eres mi compañero de crimen.



Lo soy me miró, sin querer apartar la vista del camino. Pero, joder, abre esas papas. Tengo hambre.



Hice lo que el me pidió con una risa nerviosa y le ofrecí la bolsa. Antes de comer, aparcó el auto en una orilla y me miró.



Deberíamos robar cosas más a menudo puso su mano en mi pierna, como muestra amigable, y la apretó. Luego la quitó y procedió a comer.



La pierna me quemaba.



Así que empecé a hablar, ¿nos quedamos aquí comiendo o vamos a otro lugar? tomé la bolsa y empecé a comer. Las papas estaban ricas, tenían queso.



Bueno, Fede va a matarme pero... rió, al diablo se giró hacia mí. Hay una fiesta en el bosque. Es bien underground y sólo va gente cool ahí, ¿sabes lo que quiero decir? Me invitaron pero dije que no, porque Fede nos propuso ver películas puso el auto en marcha mientras seguía hablando: Pero ahora podré ir.



Reí.



Bueno, podremos ir se giró hacia mí y me guiñó un ojo. Casi me atraganto con las papas.



Al llegar a la fiesta, había una gran fogata allí. Y ya sé por qué: hacía mucho frío. No conocía a la mitad de la gente que había ahí porque probablemente eran universitarios. Yo no conocía a muchos universitarios.



Mira, espérame aquí. Iré a saludar a algunos amigos.



Y desapareció.



Empecé a caminar sin rumbo fijo hasta alejarme un poco de la fogata. Por consiguiente, de la gente. Así que sí. Estaba ahí, sola, con una bolsa de papas casi vacía, y con frío.



Dos minutos después, Sid apareció a mi lado. ¿Vas a pasar toda la noche en el frio? —él preguntó. Su aliento ya olía a alcohol.



—No conozco al 99% de la gente en esta fiesta.




El asintió, entendiendo, y me ofreció un termo de acero. —Yo no tengo gérmenes, palabra de scout. Sírvete cuanto quieras.



¿De dónde lo había sacado?



Me acerqué lo suficiente como para oler el contenido de la botella. Inmediatamente retrocedí, sintiendo que algo me quemaba la garganta. ¿Qué es esto? —pregunté—. ¿Aceite de motor?



—Mi receta secreta. Si te lo digo, tendría que matarte.



—No hay necesidad. Estoy muy segura que si lo tomo tendré el mismo resultado.



Sid se cayó de espaldas, sus codos en las hojas secas. El se colocó un hoodie negro, pantalones negros y zapatillas Adidas... negras. Yo estaba usando mi típico vestuario: camisa a cuadros, pantalones pitillo, Converse.



—Dime, Salvatore. ¿Qué estás haciendo aquí? Debo decirte que pensé que me dirías que no y regresarías a casa para hacer la tarea de la semana que viene.



Me senté a su lado en el suelo y planté una mirada en su dirección. —Estoy aburrida de lo mismo. Ahora soy perezosa. ¿Y qué?



Eso era mentira. Siempre había sido una maldita perezosa.



El sonrió. —Me gusta ser perezoso. La pereza me está ayudando algunas materias. Particularmente Francés.



—Oh, Dios, si eso era una pregunta, entonces la respuesta es no, no voy a escribir tu ensayo de Francés.



—Eso es lo que crees. Todavía no he comenzado a usar los encantos de Sid.



Rompí en risas, y la de él se profundizo aún más.




¿Qué? ¿No me crees?



—No creo que tú y la palabra "encanto" pertenezcan a la misma oración...



—Ninguna chica puede resistir el encanto. Te lo digo, se vuelven locas por el. Esto es lo básico: estoy borracho 24/7, no duro en ningún empleo, no pasó las matemáticas básicas, y paso mis días jugando juegos de vídeo y desmayándome.



Llevé mi cabeza hacia atrás y sentía mis hombros temblando por mi risa. Estaba comenzando a pensar que me gustaba más la versión borracha de Sid que la sobria. ¿Quien se iba a imaginar a Sid desaprobándose a sí mismo?




—Deja de babearte —dijo Sid jugando con mis mejillas—. Vas a llenarme.



Le di una sonrisa relajada. —Manejas un Mustang, eso debería darte al menos diez puntos.



—Maravilloso. Diez puntos. Sólo necesito otros doscientos para salir de la zona de peligro.



¿Por qué no dejas la bebida? —le sugerí.



¿Dejarla? ¿Estás loca? Mi vida apesta cuando estoy medio sobrio. Si dejo de beber y veo cómo es realmente, probablemente me tiraría de un puente.



Estuvimos callados por un momento.



—Cuando estoy borracho, casi puedo olvidar quien soy —dijo, su sonrisa desvaneciéndose—. Sé que todavía estoy allí, pero sólo apenas. Es un buen lugar donde estar. —le alejé el filtro, con los ojos en los árboles.




—Si bueno, mi vida tampoco es tan buena.



¿Tus padres? —el adivinó, pasándose la mano por los labios.




Un poco... De hecho, no sé si llamarles padres. Nunca están.




Entiendo...



¿Y qué hay de ti?



Justo cuando iba a contestar, comenzó a caer una leve llovizna. Lluvia de primavera, con grandes gotas cálidas.



¿Qué diablos? —escuché a alguien quejarse en algún lugar lejos de nosotros, cerca de la fogata. Estudie las siluetas de las personas cuando todos se pusieron de pie.



¡A mi casa todos! —gritó Sid, saltando en sus pies en un instante. Él se balanceó un poco, casi a punto de caerse—. Sesenta y dos en la calle Deacon. Las puertas están abiertas. Mucha cerveza en el refrigerador. Oh, y casi lo olvido, ¿mencioné que vivo solo?



Se escuchó un grito de emoción, y todos agarraron sus zapatos, otros descartaron prendas de ropa y escalaron por la tierra para llegar al estacionamiento improvisado.



Sid me dio un golpecito con sus Adidas. ¿Necesitas que te lleve? Vamos, hasta te dejaré conducir.



—Gracias por la oferta, pero creo que me voy a pie.



Me levanté.




—Los amigos no dejan que los amigos conduzcan borrachos —Sid sacó una coartada.



¿Estas tratando de meterte en mi conciencia?



El sacudió sus llaves frente a mí. ¿Cómo puedes rechazar una oportunidad una en la vida de conducir a Stang?




Me levanté y me sacudí la tierra de mis pantalones. ¿Qué tal si me vendes a Stang por treinta euros? Hasta te puedo pagar en efectivo.



El rió, posando su brazo sobre mis hombros. —Borracho, pero no tan borracho, Salvatore.





 

Comida Italiana.

 Capítulo III
Comida Italiana.
 
 
 
 
 
Cuando Abby dijo su nombre, ella sólo se quedó boquiabierta. Pero eso fueron los segundos de impacto, luego me miró.



Conque eso era lo que hiciste...



¿Kira? ¿Kira Ross? repitió Abby. ¡Levántate, Kira!



¡Anda, ve! le alenté.



Ella miró a Abby entre la multitud y suspiró. Está bien y se levantó. Mis manos casi se desvanecen de tanto aplaudir.



Siguieron anunciando más chicas, y al final, habían 30 de pie. Luego, Abby les dijo que fueran hacia el escenario junto a ella para ser reconocidas por todos. Debo admitir que Kira tenía una gran competencia, pero sabía que iba a ganar. Le colocaron una pequeña tiara, que la hacía parecer sacada de un comercial de Barbie, y una banda que decía, con brillantina rosa, PRINCESA. Intenté no reír en ese instante porque, seamos sinceros, yo la metí en ese aprieto.



Y por si te preguntabas, Abby también fue proclamada princesa.



 

 

¡Eres una... eres una... una...!



Una chica muy especial, ya lo sé y me reí en su cara.



Íbamos caminando por los pasillos hasta nuestra siguiente clase, y como regla, ella no podía quitarse su hermosa y reluciente tiara de princesa.



Pero, eh, mírale el lado bueno toqué su tiara con los dedos y di pequeños golpecitos. Ya quisiera yo tener una.



No sé cómo diablos no se me ocurrió nominarte antes... Ah, ya sé se giró hacia mí, ¡Porque no te gustaría y yo sí respeto los límites!



Oh, Dios, mírate chillé, y me cubrí el rostro. Luego volví a mirarla. ¡Eres una pequeña princesita enojada! halé sus cachetes. Ella volvió a poner una cara rara. ¡Eres la cosita más kawaii que he visto en horas!



Se cruzó de brazos. Te odio.



Y yo te quiero y la abracé, para continuar nuestro camino hacia el salón. Ahora no te preocupes por nada, ¿me oíste? ¡Nada! Yo me encargaré personalmente de tu campaña, y de tus discursos, y de tu vestido... Y sí. Te conseguiré una maldita limousina.



¿Una limousina? vi sus ojos brillar.



Síp. Dios mío, vaya suerte tiene Justin.



Ella empezó a reír. Sí, sí... eso creo...





Y hablando de Justin murmuré cuando lo vi acercarse a nosotras.



Justin era de estatura normal, y tenía unos hermosos ojos azules. Bueno, a veces eran azules, a veces verdes. Su cabello era oscuro nunca estuve segura de si era caoba o negro y lo llevaba rizado. A Kira se le caía la baba cuando lo veía.



Lo que justo estaba pasando en ese instante...



Cierra la boca susurré.



Ella se espantó y la cerró. Hola, Justin dedicándole una sonrisita.



Hola, Kira miró su cabeza. Linda tiara y rió.



Yo era invisible ahí, así que lentamente fui alejándome.



Lo sé escuché que le decía a la par que reía. Rodé los ojos.



 

 

Bajé las escaleras mientras escuchaba a Kira hablar sobre Justin.



Es tan lindo... ¡Y tiene cabello rizado! ¡Rizado! abrazó su libro de historia tan fuerte que creo que compactó las hojas. Diablos.



Sí. Fede lo tiene más lindo mencioné.



Ella me dio una mirada asesina. Yo lancé mis manos al aire.



Ya, ya. Perdón y reí.



Justo cuando llegué al último escalón, Fede aparcó su auto enfrente. Su coche era un Cadillac DeVille blanco. Lo atesoraba más que a cualquier cosa en la vida y era su trofeo. Lo amaba mucho.



Hablando del rey de Roma... dije con malicia.



Shh dijo ella.



Nos acercamos al auto.



Ciao dijo Fede, con su típica sonrisa. Llevaba el cabello más alborotado de lo normal, por la mezcla que hacía el viento junto a un coche convertible, y eso era porque él amaba (durante el día) andar así; con el viento en su cabello, refrescando su día.



(sus palabras textuales)



Hola saludé, subiéndome al co-piloto. Miré a Kira. ¿Quieres venir con nosotros? Vamos a comer comida italiana dije, sabiendo que eso era su debilidad.



Ella debatió un poco y al final aceptó. No era fácil ir en el mismo coche junto a tu ex novio.



Primero iremos por Sid, espero que no les moleste... habló Fede, bajito, y puso el auto en marcha.



Afortunadamente llevaba trenza.



El camino estuvo silencioso. Y con eso me refiero a que yo fui la única quien habló. Y repito, es incómodo estar en el mismo auto con tu ex.



Cuando llegamos a la casa de Sid, descubrí que no era una casa. Era una bodega.



¿Vive en una bodega? pregunté anonadada. ¿Qué clase de chico vivía en un lugar así?



respondió Fede, riendo. Tocó el cláxon dos veces, avisando que estábamos allí. Pero es sólo la fachada. Por dentro es muy bonita.



¿Vive solo? preguntó Kira.



Sí. Su mamá se quedó en Suecia y su papá está en Estados Unidos.



Vaya... dijimos Kira y yo al unísono.



El gran portón oxidado de la bodega se abrió, dando libertad a un messy boy de cabello dorado. Suspiré. La verdad era muy bonito, y un plus extra... tenía tatuajes. Portaba una camiseta de Metallica sin mangas, lo que daba a relucir su piel tintada. Su brazo derecho estaba repleto de tatuajes: llamativos. Sexys.



¿Él es Sid? escuché hablar a Kira mientras él se acercaba al auto. Yo asentí levemente. ¿Por qué no me hablaste sobre él? me susurró, para que Fede no escuchara.



Shh, luego te digo.



Él le dio la vuelta al coche, yendo directo a los asientos traseros, junto a Kira. Cuando subió, se dignó a saludarnos.



What's cracking?




Su inglés era perfecto.



Ciao Fede saludó, ofreciéndole su mano para hacer ese típico saludo de amigos.



Yo no lo saludé y fijé mi vista a la bodega.



Ese no parece un lugar cómodo le dije.



Pero lo es me contestó, con un poco de gracia en su voz.



Fede puso el auto en marcha.



¿Y tú quien eres? le preguntó a Kira.

Ella se quedó callada.

Es mi mejor amiga respondí por ella mientras me arreglaba el flequillo que el viento había despeinado. Su nombre es Kira.

Kira probó la palabra en sus labios. Qué lindo nombre.

Gracias respondió. Pude escuchar su sonrisa, lo juro.

¿Adónde iremos? le preguntó a Fede.

Vamos a ir a Di Martino's. Es un buen restaurante, y ¿recuerdan a mi maestro de cocina?

Sid y yo respondimos un "sí" al mismo tiempo.

Bueno, él es el chef.

Me reí. La verdad no me sorprendía nada.

 

Al llegar al restaurante, Fede aparcó en la acera de enfrente. El lugar parecía estar lleno, y ¿cómo no? Era un lugar muy distinguido y conocido en la ciudad. Pero, afortunadamente, Fede había reservado el día antes, así que no tuvimos que preocuparnos por encontrar un lugar.



Nos sentamos en una mesa para cuatro, así: Fede, Sid, Kira y yo.



¿Qué vas a pedir? me preguntó Sid.



Yo vi la carta.



Vitello tonnato, ¿y tú?



Me gustaría probar el ossobucco.

Yo definitivamente me quedo con la bistecca alla fiorentina dijo Fede, aún leyendo la carta.



Miré a Kira, que parecía no entender mucho de esos platos.



¿Tú qué quieres? le pregunté.



Ella me miró. La verdad no entiendo nada.



Todos nos reímos.



Mira, la piccata es un buen platillo le recomendó Fede.



¿Ah, sí?



respondió sonriendo.



Sid y yo nos miramos cómplices mientras Fede le explicaba sobre la comida. Él articuló un "¿Le gusta?", y yo le respondí con un "No lo sé... pero eran novios" y oculté mi risa con la carta. Observé a Sid reírse y apartar la vista de mí.



Entonces quiero saltimbocca escuché que le dijo a Fede. Aparté mi vista de la magestuosidad que tenía en frente, y la vi a ella. Estaba medio sonrojada y miraba a Fede a los ojos.



Llegó el camarero y empezamos a pedir.



¿Con rissotto? nos preguntó.



Nosotros asentimos.



La comida estuvo realmente exquisita, y durante ella Kira y Fede no dejaban de charlar animadamente. Al parecer, se les había ido la pena el uno con el otro. Esa era la primera salida que hacíamos todos juntos, porque, REPITO, las cosas eran un tanto incómodas.



Y bueno, entre Sid y yo había algo de química. Él era tan inteligente y tan sabio, y tan... wow. Era una auténtica dicha escucharlo hablar. Y tenía lindos ojos, la verdad. Era un chico muy interesante.



Luego de ir a comer, Fede nos dejó en casa de Kira. Él y Sid regresarían a la universidad porque les faltaba una materia por tomar o algo así, y no iba a quedarme sola en casa me daba miedo.



Me despedí de Sid dándole un beso en la mejilla y alborotando su cabello. Era muy suave y lindo.



Hasta luego me dijo, mostrándome su sonrisa. Esta lucía unos colmillos muy... interesantes.



Adiós le dije, y luego procedió a despedir a Kira. Me acerqué a Fede. ¿Me traes una revissssta? rogué como niña pequeña, él meditó por unos segundos.



dijo al final. Pero sólo si terminas la tarea que no-



¡Adiós! grité alejándome. Él negó levemente y puso el auto en movimiento, alejándose de nosotras.



Kira me miró.



Me vas a contar ahora qué te traes con Sid.



Reí. No me traigo nada.



Empezamos a caminar hasta el edificio. Todo el transcurso hasta su apartamento estuve diciéndole que Sid y yo no nos conocíamos mucho y que no me "traía" nada con él. Ella se negaba.



Esa química entre ustedes no es normal.



Bueno, tampoco la que hay entre Fede y tú.



Afortunadamente el ascensor se abrió justo a tiempo y salí corriendo antes de que me fulminara con la mirada. Cuando me detuve frente a su apartamento, reí.



Lo siento, no me aguanté.



Más vale que te lo aguantes porque te pegaré dijo seria.



Blehhhh.



Abrió la puerta, y con lo primero que nos topamos fue con su hermano Des sentado en un sillón justo frente a la puerta.



 

 




 

viernes, 17 de abril de 2015

Princesa.


Capítulo II.
Princesa.

Matt empezó a reír como si de un chiste se tratara.



¿Para qué quieres amigos cuando nos tienes a nosotros, K? me golpeó el hombro amigablemente. Pero dolió como un demonio. El chico pegaba fuerte.



Rodé los ojos. Oh, cállate.



Alguien está de mal humor comentó Khris, riéndose.



Khris y Matt eran los mejores amigos de mi hermano. Matt tenía una estatura normal, y su piel era pálida. Sus ojos, los cuales eran de un color verde, estaban adornados por largas pestañas. Tenía sus labios adornados con un piercing cerca de cada comisura. Su cabello era... bueno, una obra de arte. Estaba rapado en los lados laterales, lo que lo dejaba con sólo un flequillo desordenado y castaño. Mientras que Khris tenía su cabello negro muy bien cuidado y engominado. Sus ojos eran de un azul muy claro y tenía cejas copiosas.



Fue entonces cuando oí su voz.



¿No vas a saludarme?



Era profunda y a la vez suave, y tenía un acento estadounidense bien formado. Sonreí sin saber bien por qué.



Él es Sid me dijo Fede, para luego poner el auto en marcha.



Espera. ¿Eres... Sidney?



 

Aún cuando habían pasado años, el parecido estaba ahí. La misma cara llena de lunares. Los mismos ojos azules y profundos. Agregados más recientes incluían un piercing en su ceja y la yuxtaposición de una boca llena y sensual con facciones esculpidas y simétricas. Su cabello rubio ya no tenía forma de tazón... llo llevaba largo y rebelde, rapado lateralmente, como Matt.




Así me dicen comentó con una leve risa.



Sid era el amigo de infancia de Fede (aka primo de Khris) y se había ido años atrás a vivir con su mamá a Suecia. Siempre se la pasaba molestándome cuando iba a visitarnos. Una vez rompió una de mis muñecas...



Tú debes ser Kyo.



Así me dicen repetí. Volví mi vista hacia adelante.



Ya, demasiada atención para Sid se quejó Matt. Fede, llévanos a comer hamburguesassss rogó, zarandeando el asiento de Fede.



Este no se inmutó. Al único lugar al que los llevaré será a sus casas. Hay clases temprano.



Sí. Así era Fede.



Al principio no le tomé mucha importancia el hecho de que él haya regresado. Iba a ser bienvenido como cualquier otro miembro de nuestra familia y estaba invitado a asaltar nuestro refrigerador cuando quisiese.



 

 

Me levanto en un rato murmuré bajo mis sábanas. Fede estaba intentando levantarme.



No. Vas a llegar tarde dejó de luchar conmigo y escuché pasos. Segundos después, había mucha luz en la habitación.



¡No, mucha luz! ¡Cierra las ventanas!



Juro que sentí como si me estuviese desintegrando.



Pese a eso, reuní toda mi fuerza de voluntad y me desenterré de las profundidades de mis mantas. Lo primero que vi: Matt en bóxers frente a mi espejo, peinándose.



Miré a Fede en busca de una explicación.



Se quedó a dormir anoche... ya sabes... se rascó el cuello.



Bufé y volví a cubrirme con las mantas.



 

Me tomó algo de tiempo lograr estar lista para ir a la escuela. Levantarme, asearme, buscar algo decente que usar, peinarme... Todo eso era un trabajo duro. Rebusqué en mi armario y encontré unos pantalones de pitillo negros, una camisa a cuadros roja, y me calcé mis Converse negras. Era mi típico atuendo, si quieren saber la verdad. Luego me até el pelo en una trenza ladeada, dejando mi flequillo al aire, y me puse un par de coloridas pulseras.



Fui hasta la cocina, encontrándome otra vez con Matt en bóxers.



Fruncí el ceño. Matty, me hubieras dicho que eres pobre y que no tienes para comprarte ropa. Te hubiese regalado la que Fede ya no usa bromeé, sentándome en la mesa. Fede estaba preparándome algo de desayunar.



Él sonrió. En realidad es que mi cuerpo es digno de ser mostrado al público. Eres muy dichosa.



Me carcajeé. Vaya, Kyo, qué suerte tienes me dije a mí misma con sarcasmo.



Fede colocó un plato de tostadas con mantequilla y fruta frente a mí, y antes de que pudiera tomar una, Khris ya había asaltado mi plato.



Eres un maldito ninja admití boquiabierta.



Él se comió la tostada que me robó y me miró, sonriente.



Bueno, ¿qué puedo decir?



¿Perdón? sugerí.



Te perdono me respondió.



Iba a objetar, pero Fede ordenó que nos calláramos y comiéramos. Eso hicimos.



De un momento a otro ya estaba siendo dejada en la escuela por Fede.



Estudia mucho dijo antes de irse.



Negué levemente y me giré, encarándome con la cárcel sin barrotes a la que solemos llamar "escuela." Decidí entrar y hacer lo que Fede me había ordenado. Estudiar mucho.




Yo no era del tipo de chica súper estudiosa. Mis buenas calificaciones solía tenerlas de casualidad, o por buen comportamiento. Pero la verdad no hacía mis tareas y solía atrasarme en la mayoría de materias. Pero de que era buena estudiante, lo era.



En el camino hacia el salón B43, me distraje con un anuncio que había en el mural de la escuela.



 

 


¿Hastal el 15? ¡Hoy estamos a 15!



Sin pensarlo dos veces, corrí hasta la secretaría. Dispuesta a nominar a mi princesa.



 

Entré al salón de clase y me senté a esperar a Kira. Ese día había llegado más temprano de lo normal. Generalmente llegaba dos minutos antes, o incluso dos minutos después... Mi espera no fue muy larga.



Hellooooow dijo sentándose a mi lado. La miré.



Adivina qué hiceeee canturreé mirándola cómplice.



Ella puso su típica cara de poker. ¿Qué hiciste?



Estaba a punto de responderle cuando la maestra de Historia hizo acto de presencia en el salón. Esta era bajita y rubia teñida, y tenía un poco de sobrepeso. Era muy gruñona. Así que lo mejor que hicimos fue guardar silencio.



 

Hay un sitio de citas en internet me dijo Kira mientras caminábamos sin rumbo en el patio de la escuela.



Sí, hay muchos de esos comenté riendo.



¡No! Este es especial.



¿Especial?



sonrió. Es para encontrarte una cita para el baile.



Me detuve y la miré. ¿Conocen esa mirada que le das a tu amiga cuando dice algo muy estúpido? Bueno. Esa usé.



Voy a pretender que nunca dijiste eso y reí, para no llorar.



Mira, no está nada mal me restregó su tablet en la cara, y cuando pude enfocar bien, vi la fachada del sitio. Era como uno de esos sitios de citas en internet, pero que sólo usan los viejos de 80 años.



Espero en serio que esto sea una broma, ¿sabes?



Ella puso una cara rara.



Mejor vamos al comedor. Van a anunciar a las princesas del baile sonreí y la arrastré en dirreción a la cafetería.



¿Princesas del baile? No, qué... bleh se quejó mientras era arrastrada por mí. Yo reí.



No sabes lo que te espera murmuré.



¿Qué?



So y me reí como retrasada. Ella volvió a mirarme raro. Relájate, porfi.



Cuando llegamos, justo estaba Abby hablando sobre eso.



Abby era una chica muy linda y popular. Era la capitana de las porristas y era muy... fresa. Pero era amiga nuestra. Bueno, quiero decir mía. A Kira no le agradaba mucho.



Ella tenía el cabello pelirrojo y largo cofcofextensionescofcof y la piel un poco quemada. Sus ojos eran grandes y de color negro, y siempre los llevaba maquillados. Era alta y tenía una silueta voluptuosa. Nada que ver conmigo.



A continuación, voy a mencionar varios nombres. A medida que lo haga, las chicas a las que corresponden estos nombres tendrán que pararse.



Tomé asiento rápidamente y me preparé para el show.



Fanny dijo Abby, y vi como una chica se levantaba y celebraba sonoramente. Todos hicimos una ovasión. Charlotte.



Y así fue pasando Marnie, Kelly, Luz, Graciela y Sofía.

Hasta llegar a...



Kira.





 

jueves, 16 de abril de 2015

Oops.

 
Primera parte.
 
El error.

 
Capítulo I.
Oops.



Le di el último mordisco a mi ya inexistente pizza y miré la pantalla del televisor. Cake Boss estaba en transmisión y me divertía ver cómo Buddy y su equipo se las ingeniaban para hacer un pastel en forma de una tarántula gigante.




Ugh, qué feo murmuré y tomé otro pedazo de pizza de la caja.




Estaba en eso cuando mi celular empezó a sonar indicándome que tenía una llamada entrante. Era de Kira.



¿Bueno? ¿Con quién hablo?





La compañía de cable, señorita respondió detrás la línea. Le llamo para informarle que debe la renta de este mes.





¿Está segura? Fui ayer a pagar.





No. No tenemos registro de eso.




No pude más y me eché a reír. Konnichi wa.




Me gustaba saludar en japonés.



Hellooooooooow..!! respondió. ¿Qué estás haciendo?




Estaba viendo Cake Boss antes de que la encargada de cobrar mi factura del cable llamara.




¿Viendo Cake Boss? ¡Qué deprimente!




Bueno, una no puede hacer mucho cuando está castigada...




Mi hermano mayor, Federiko, me había castigado tres semanas atrás al atraparme viendo porno. Y no piensen que era morbosa o algo así. Es que estaba cambiando de canal y... bueno, eso es otra historia.



Bueno, ¿qué harás esta noche?




¿Yo? Mhmhmh fingí revisar mi agenda mentalmente. Ah, sí. Quedarme en casa.




Pídele permiso a Fede. Si le dices seguro que te dejará venirrr arrastró la R.




No lo sé...




Dale. Y vemos una película.




¿Cuál?




Anabelle respondió con tono misterioso.




Puse mi cara dubitativa. No lo sé. Anabelle no me llama la atenci-




Cobarde me interrumpió.




Bufé. Está bien. Estaré allí a las 6. Eso si Fede me deja ir.




Bueno... te espero y colgó.




Me levanté de la cama y apagué el televisor. Miré la pizza que seguía en mi mano y no dudé en comérmela tragármela de tres bocados. Caminé hasta la puerta de mi habitación, resignada a una pequeña discusión, y grité.




¡Fede!




En pocos segundos estaba frente a mí. Fede era alto. Muy alto. Dios, ¡él era alto! Medía 1.93 y tenía una sonrisa cálida. Sus ojos eran cafés y llevaba su castaña cabellera alborotada. No era musculoso; pero tampoco un enclenque.



¿Sí?




Te quiero mucho, ¿sabes? sonreí pícara y lo abracé. Fui recibida por unos brazos confundidos.




Uhm... yo también te quiero sonó dudoso.




¿Y sabes qué más? alcé mi vista para poder verlo a la cara. Tienes un cabello hermoso.




... No te dejaré salir.




Tardó mucho en comprender, de hecho. Yo no era del tipo que abrazaba y hacía mimos sin razón.



Me aparté de él con brusquedad. ¡Fede! ¡Ya han sido 3 semanas!




Te castigué por un mes.




Se dio media vuelta y caminó de regreso a su habitación. Yo le seguí.



¡Vaaaamos! Es a la casa de Kira. Por favorrrr.




Había llegado al punto de rogarle, y no me sentía cómoda con eso.



¿A la casa de Kira?




Sonreí para mis adentros. Kira y él eran ex novios. Tuvieron una relación de varios meses en el pasado, pero por... cosas... habían terminado.



Fede me miró. Yo te llevo.




 

El trayecto hasta su casa era de 25 minutos en auto, los cuales Fede y yo llenábamos con canciones de Coldplay y karaoke de hermanos inprovisado. Se detuvo frente a su apartamento, el cual era más decente que el nuestro. Fede y yo vivíamos en un apartamento en las afueras de la ciudad, solos. Nuestros padres vivían en otra ciudad bastante lejos de la nuestra, por cosas laborales sí. Fede era mi padre en esos momentos, y siempre venían sus amigos a pasar el rato, lo que hacía a nuestra casa verse un poco destartalada... mientras que ella vivía en el centro, con su primo Des.




¿A qué hora paso por ti? me preguntó.




A la que usted quiera, señor bromeé, aguantándome mi sonrisita.




Me bajé del auto y crucé frente a él. Me paré frente a la ventanilla del auto.



¿Estás seguro que no quieres pasar? A Kira le agradará verte mencioné con un tono leve de gracia en la voz. Fede sólo me miró. Ya, ya me aparté del auto y vi como Fede se alejaba por el camino.




Caminé hasta la entrada de la casa y toqué el timbre. Minutos después, Kira me había abierto la puerta. Pasé inmediatamente, tarareando Magic.

 

Call it magic. Call it truth me moví por la sala mientras la veía cerrar la puerta. Se detuvo a mirarme, con brazos cruzados. Call it magic, when I'm with you le señalé, y empecé a bailar. No bailaba bien, pero algo hacía. And I just got broken... Broken into two me acerqué a ella, le tomé de ambas manos y la obligué a moverse. Still I call it magic, when I'm next to you...


Hola me dijo riendo.




Me arrepentí de ver Anabelle gruñí, me giré y caminé hacia el sofá. Veamos otra cosa me senté y la miré acercarse a mí.




Kira era un poco bajita... Bajita comparada con Fede y comigo, quiero decir. Y tenía el cabello castaño oscuro y largo. Tenía ojos de color chocolate y grandes, y su piel era pálida.



Pero si Anabelle es súper genial dijo meciéndose de un lado a otro. Se derrumbó a mi lado.




No quiero. Mejor veamos My Little Pony, la historia de Rainbow Dash y cómo aprendió a cagar arcoíris tomé un cojín y lo coloqué estratégicamente en mi cuello, para más comodidad.




Pero, Kyo lloriqueó, agarrando la manga de mi camiseta.




Rodé los ojos y reí. Está bien.




Sííí celebró, levantándose del sofá. Vamos a preparar palomitas dijo corriendo hacia la cocina.




Yo le seguí con las mismas ganas que ella. Presentía que iba a ser divertido.



Primero que nada, dime si Des no está aquí, por favor rogué sentándome en la isleta.




No. No está respondió buscando las palomitas en la alacena. No entiendo cuál es tu problema con él se rió.




Des, su hermano, era... bueno, era alguien... especial. Yo no lo odiaba, pero, no lo sé. No podíamos estar en la misma habitación.



Meh. No tengo ninguno empecé a girar en la silla.




Kira colocó la bolsa de palomitas en el microondas. ¿Irás al baile?




Negué con la cabeza.


No tengo pareja... me quejé. La idea de los bailes no era de mi agrado porque, al final, terminaba yendo sola.





Porque quieres. Te han invitado muchos chicos y tú te has negado.




Empezaba a marearme de tanto girar.



Bueno. Ellos no me agradan...




Las palomitas empezaron a hacer "pop".



¿Qué tal Jules? Él es interesante.




Pero tiene feo cabello paré de girar cuando escuché el timbre del microondas. Me levanté de la silla y, efectivamente, todo me estaba dando muchas vueltas. Empecé a reír.




¿Y Memphis?




Él es más bajo que yo bufé, empezando a caminar hacia la sala. Pero quítate de eso dije un poco más alto, para que me escuchara en la cocina, y me senté en el sofá otra vez. ¿Entonces irás con Justin?




Unos segundos después, ella ya estaba haciendo acto de presencia en la sala con un bowl de palomitas. Se sentó a mi lado.



Uhm... sí... Él no está mal y es muy lindo me miró. Él tiene un hermano, ¿sabes?




Bien por él le di largas al asunto. No estaba tan desesperada.




Y bueno, ¿qué decirles? La película estuvo genial y, en cierta parte, divertida. Pero no pude terminar de verla porque Fede ya había ido a buscarme.



Bufé y me levanté apurada del sofá. Me acerqué a la ventana y vi el auto de Fede aparcado afuera. Él era el tipo de chico paciente... pero en situaciones así, no lo era tanto. Así que me apuré a despedirme de Kira y bajé a toda velocidad. En un santiamén estaba frente al auto.



¡Llegaste muy temprano! me quejé mientras recuperaba el aire.




¿Temprano? ¿Has visto la hora? rió. Dale, sube al auto.




Refunfuñando, le hice caso. Ya dentro, empecé una pequeña discusión.



Nunca me dejas salir le dije. Me tienes encerrada en casa y no puedo visitar a nadie. ¡Me siento retraída socialmente! ¡Necesito salir! ¡Tengo que socializar y y y... tener amigos! ¡Como tú!




Fede sólo se había quedado mirándome mientras le decía cosas sin sentido en el asiento co-piloto.



¡Quiero ir a fiestas, conocer gente, tener NOVIOS! ¡Ya tengo 16 años!




Cuando terminé de hablar, Fede me miró.



Saluda.




¿Saludar a quién?




Instintivamente, me giré. En el asiento trasero estaban sus amigos Khris y Matt, y otro chico que no reconocía.


Trágame tierra. pensé.