BEFORE START THE READING: Busca las canciones "I Gotta Feeling" de Black Eyed Peas, y "Robbers", de The 1975.
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En un momento, me encontraba haciendo poses extrañas con referencias sexuales junto a Jairo, y al otro, estaba siendo tomada en brazos de Sid.
—Eres una señorita, por hoy compórtate como tal —me dijo. Pero sabía que bromeaba, porque no dejaba de tener esa sonrisa ladina. Me reí en su cara.
—Ya te dije que soy un hombre en el cuerpo de una chica —dicho esto, me encorvé lo más que pude. Pero él colocó su mano en mi espalda cuando la tonada de Robbers empezó a sonar, lo que me hizo erguirme involuntariamente. No me gustaba que la gente me tocara en esas zonas (la espalda y la cintura), pero, por alguna razón, no me molestaba tanto si lo hacía Sid. De hecho, resultaba fascinante.
Tomamos esa estúpida posición de vals que se requiere para ese tipo de canciones, e inmediatamente me vi metida en aprietos. Nunca aprendí a bailar un vals, ni nada en concreto.
—Sid —susurré, nerviosa, cuando él empezó a moverse de un lado a otro.
—¿Sí? —respondió, mirándome. Sin querer nuestras miradas se entrelazaron, y era algo que intentaba evitar a toda costa por el hecho de que, con esmóquin, era más irresistible. Sentí cómo mis rodillas se aflojaban.
—Yo... eh... no sé bailar vals...
Él se detuvo un momento, aún mirándome a los ojos, y se rió.
—No me esperaba menos —dijo cuando se reincorporó. Lo miré mal—. Ya, ya. En realidad, esto no es un vals. Sólo es una canción lenta que seleccionamos a propósito para poner incómodas a las parejas. Echa un vistazo.
Hice lo que me dijo y miré a mi alrededor. Habían parejas que ni siquiera habían empezado a bailar, aunque otras lo hacían con mucha confianza. Nunca entenderé cuál es el problema de bailar una canción lenta. Aunque, en mi caso, era especialmente que no sabía cómo.
—Así que tú sólo sígueme, y muy pronto nos veremos como esas típicas parejas de un baile —terminó.
Yo hice lo que él me dijo y moví mis pies conforme Sid lo hacía. Muy pronto le había tomado el ritmo y me encontraba siendo el centro de atención de muchos. Más por Sid que por otra cosa.
Dimos un paso a la derecha, y chocamos con Kira y Justin. La miré sonriente, y ella abrió los ojos como platos. Claramente esperaba que Sid fuera mi pareja, pero, de igual modo, le sorprendía el hecho de que él estuviera ahí, bailando conmigo, y riéndonos sobre cosas estúpidas, como del moño de x chica. Cuando se despabiló, sonrió al igual que yo. Sid hizo una pequeña reverencia con la cabeza hacia su dirección, para marcharnos artísticamente. Anduvimos toda la pista, dando grandes zancadas casi hacia el final de la canción, y pisando a propósito a la mayoría de parejas que nos cruzábamos por el camino.
—Muere, humano —gruñí con voz infantil, lo que hizo que Sid riera.
(no leas más hasta que se acabe Robbers)
I'll give you one more time,
we'll give you one more fight.
Said one more line.
Be a riot, 'cause I know you.
—Ahora me vas a explicar por qué no me dijiste antes —me regañó Kira, una vez encerradas en el baño.
Me miré al espejo. Mi cara tenía luminación propia.
—Quería que fuera una sorpresa.
Abrí el grifo y me lavé el rostro. Levanté la vista, aún en el proceso, y la miré por el espejo.
—¿Qué tal es tener a Justin como pareja? —y continué con el proceso de lavado.
—Es... oh, Dios. Hermoso. Fantástico. Fenomenal. ¿Ya te dije lo bien que se ve en traje?
—Sí, mencionaste algo sobre eso —tomé toallas de papel y me sequé el rostro. Luego procedí a sentarme en el lavabo, todo esto con la voz de Kira en mis oídos hablando sobre Justin—. Igual, Fede se movería mejor en la pista...
No miré a Kira, pero sabía que estaba enojada conmigo porque no respondió. Iba a decir algo, pero Abby entró al baño junto a sus amigas, quienes venían riéndose. Pero inmediatamente nos vieron, pararon. Su cabello rojizo estaba recogido en trenzas y, como siempre, su piel estaba cubierta por media botella de maquillaje. Su vestido era un poco demasiado... sugerente. Sus pechos iban a salir en cualquier momento.
—Hola, talla grande —le dijo Abby a Kira al notar que estaba ahí, con una sonrisa tan falsa como sus pestañas.
—Hola, fenómeno —le contesté en defensa de mi amiga, tratando de igualar su sonrisa. Pero, vamos, ¿quién puede ser más falsa que Abby?
Ella me ignoró. —Mi madre está buscando modelos en esta semana. El pago son 4 euros la hora. Pensé que estarías interesada.
La madre de Abby maneja el JCPenney local y en los fines de semana tiene a Abby y al resto de las porristas desfilando bikinis en las vitrinas que dan a la calle. Totalmente asqueroso.
—Se le ha hecho muy difícil conseguir modelos para ropa interior de talla extra grande —continuó Abby.
—Tienes comida atorada en tus dientes... —dijo Kira—. En la grieta que hay entre tus dos dientes frontales. Parece como chocolate laxante…
Reí ante su defensa y observé cómo Abby y sus seguidoras daban media vuelta, indignadas, y se marchaban.
—Hey —le dije, unos segundos después—. Sabes que no estás para nada gorda, ¿bien? ¿Lo sabes?
—Por favor, ¡hasta tengo papada!
Me tragué mi risa al recordar el chistoso apodo que le puse una vez a Jairo. "Negro Papudo."
—No tienes papada, cállate. Estás perfecta —me deslicé del lavabo y la tomé por los hombros obligándola a girarse al espejo—. ¿Ves? Eres como una de esas pequeñas muñecas de colección que la gente adora. Principalmente la gente como Justin —reí ante mi propio chiste. Ella me acompañó levemente—. Y si vamos a tener papada, ugh, ¡Dios! ¿Has visto la cosa grasosa que tiene Abby? ¡Esa sí es una papada! O como ella prefiere, "barbilla pronunciada."
Ambas salimos del baño haciendo burlas de Abby.
—Oh, my god. ¿Acaso quieres que confundan mi vestido con las cortinas? ¡Para nada! ¡Anda a cambiar eso de una buena vez, estúpida! —hice mi propia imitación de Abby y volví a carcajearme.
—Ya. Pobre chica —dijo Kira—. Es tan plástica y falsa.
—Sí, creo que sus tartas también son falsas —escuché a Aylin detrás de nosotras, me giré hacia ella y le dediqué una mirada graciosa.
—Ese término está estrictamente bajo mi autoría —bromeé, para luego recibir un golpe de su parte en mi hombro. Me quejé y le pegué de vuelta. Ella me pegó de vuelta. Seguimos en eso un buen rato hasta que Kira se interpuso.
—¿Van a matarse? —protestó, para luego reír las tres.
—Yo no voy a la cárcel por una india, oks —dije, fingiendo estar indignada. La verdad así nos llevábamos Aylin y yo.
—Ya cállate. Forra —dijo ella. La observé un poco mejor. Tenía un vestido corto de tutú negro, y encima se puso una camisa a cuadros negra. Llevaba sus típicas botas de combate y tenía el cabello recogido en una cola de caballo; ella era igual de delgada que yo, pero, a diferencia de mí, era muy bajita. Un poco más que Kira. Por lo que se veía normal.
Gemí de disgusto. —¿Por qué tú si puedes venir cómoda y yo no? —estiré la falda de mi vestido con ambas manos—. ¡Mira esta cosa! —lloriqueé, anhelando tener mi preciado vestido de bananas.
—Está muy bonito, y te callas —sentenció Kira.
Iba a protestar algo, pero, como siempre, la gente me interrumpe.
—¡Kira! ¿Dónde estabas? —preguntó Justin, muy animado, mientras pasaba un brazo por los hombros de ella. Vi cómo se sonrojaba mientras me colocaba al lado de Aylin.
—Estaba en el baño —sonrió.
—¡Dale, ya vamos a bailar, me encanta esta canción!
Y así observé cómo la arrastró hasta la pista, con el típico I Gotta Feeling. Sabía que esa canción era del repertorio de canciones de Matteo, lo que me hizo preguntar dónde se había metido.
Splash! se había tomado un descanso, dándole espacio a la música libre o a petición de quien sea, y también dándose oportunidad a sí mismos de relajarse y bailar un poco. Fede era endemoniadamente alto, así que sobresaltaba de la multitud. Estaba parado en una esquina practicando imaginariamente con sus baquetas y Matteo... bueno, ¿quién sabe nunca dónde está él?
Seguí paseando mi vista alrededor y me topé con Khris flirteando con varias chicas frente al escenario. Reí ante eso, imaginándome qué pasaría si casualmente fuera y le hiciera una escena de "celos." No muy lejos de él estaba Sid, afinando su guitarra. Tenía el moño de su traje desatado y unos cuantos botones fuera de lugar. Me mordí el labio.
—Uy —escuché a Aylin. Hundida en mis pensamientos había olvidado completamente que estaba ahí—. Te mordiste el labio. Basta. ¿A quién tengo que matar?
La miré con una gran sonrisa. —A mi pareja.
—¡Ah! ¿Ese tipo alto con cabello sensacional?
—Síp —reprimí otra sonrisa mordiéndome el labio de nuevo—. ¿Acaso no es lindo?
—Me hace desear ser hetero, ¿qué decirte?
Reí por su chiste y suspiré. —Igual, está muy lejos de mi alcance. Es decir... es uno de los mejores amigos de mi hermano, me lleva como 5 años y, diablos, es sexy como el infierno.
—¿Y eso qué? —preguntó ella, cruzándose de brazos.
—¿Me has visto? —rodé los ojos.
—Por Dios, no. ¿Qué pasó con esa Kyo narcisista-ególatra-amantedesímisma?
Fruncí el ceño. —En primer lugar, nunca fui alguien así —reí—, y en segundo lugar... en caso de que lo haya sido... ya sabes. Simplemente es una máscara —no pude reprimir una mueca de pena ante la última frase. Pero inmediatamente la aparté y, antes de que Aylin negara todo lo que dije, ataqué con más palabras—. ¿Y? ¿A quién tengo que matar yo?
Ella me miró, algo molesta. —Se llama Anastasia. Creo. Más bien es algo parecido a Ana... no lo sé, ¿Anabelle? El caso es que es muy linda y le gusta Halsey.
—Sí. Bueno. A mí también me gusta Halsey y rechazaste mi solicituD —alteré la última letra de mi oración y puse cara de novia enojada. Simplemente Aylin y yo nos llevábamos así. Era algo innato.
—¡Pero es porque quería ver qué otra cosa pezcaba! —dijo, mientras era empujada por mí amablemente.
—Ya sabes que te odiotl.
Dije lo último en su idioma. Recibí un empujón de su parte, y luego un abrazo.
—Sabes que me amas.
—Meh —me encogí de hombros—. Ahora cállate y vamos a presentarte con mi hermano —le tomé de la mano y la arrastré hacia donde estaba Fede, pudiendo escuchar sus quejas claramente.
—Ugh, noooo. ¿El gigante horrible? ¿Ese que te secuestra por semanas en su castillo?
—Sí, ese.
—Ay, nonononono.
—¡Shh!
Segundos después, estuvimos frente a Fede.
—Fede —llamé su atención, él me miró y sonrió.
—¿Qué te pareció el debut?
Sonreí naturalmente y lo abracé. —Fue genial. Te digo que hasta bailé.
Fede rió por eso y revoloteó mi cabello.
—¡Hey! ¡Me costó mucho! —reproché, arreglándome. Cuando finalicé señalé a Aylin, que estaba unos centímetros detrás de mí—. Ella es Aylin. 15 años. Lesbiana. Larry shipper. También toca la batería. Sangre O+, My Chemical Romance como banda favorita y... la verdad no sé si tiene alguna enfermedad sexual —la miré—. ¿La tienes? —pregunté, con la típica sonrisa que uso siempre: de sorna, guasa, chiste, o lo que sea.
(NO, EN SERIO. SIEMPRE SONRÍO. POSTA. NO SÉ QUÉ DIABLOS TENGO, PERO SIEMPRE ESTOY SONRIENDO. Nunca me había dado cuenta de esto hasta que me escribí._.)
—Ya sabes que me contagiaste con VIH la noche anterior —respondió.
Miré a Fede, sus ojos querían desorbitarse. Aylin y yo reímos cómplices.
—Sólo bromea, Fede... —suspiré—. Él es Fede. 18 años. Heteroflexible —obtuve una mirada asesina por eso—, yo sólo digo que uno nunca está seguro... —murmuré, para luego continuar:— Eh, que yo sepa no shippea nada. Baterista, ¡yasss!, sangre A-, Coldplay y no, no tiene ninguna enfermedad porque sigue siendo virgen.
—¡Eso no lo sabes! —chilló.
—Bueno, la ausencia de condones en tu habitación habla por sí sola.
Debes adivinar que Aylin estaba desternillándose de la risa a mi lado.
—Vale ya, dejaré de abochornarte —me alcé lo suficiente como para besarlo y seguí mi camino. Planeaba presentarle a Sid.
—¿A dónde vamos?
—Te presentaré a mi cita —dije... SÍ, SONRIENDO.
Cuando estaba acercándome a Sid, alguien tocó mi hombro. Me giré, y lo primero que vi fue unos ojos oscuros y acusadores frente a mí.
