Ellos y Fran.

Capítulo XVIII,
Ellos, Fran y Matteo.


Toda mi vida me la había pasado teniendo misiones para reunir a la gente y hacer que se besuqueen y toda la cosa —en el término más adolescente posible—. Lo que probablemente hacía que me fuera realmente mal en mis propias relaciones. Lo cual me parece conveniente porque las dos que he tenido —sí, he tenido más. Pero sólo dos me marcaron lo bastante como para ser relaciones para mí— han sido horribles.

Jaden. Christina.

Christina. Jaden.

Christina.

Jaden.

Dios, esto apesta.

No quiero hablar sobre ellos ahora, así que continúo:

Toda mi vida me la había pasado teniendo misiones para reunir a la gente y hacer que se besuqueen y toda la cosa —en el término más adolescente posible—, así que no te sorprendas. Lo de Fede y Kira fue bonito. Lo sé por ambas fuentes. Pero ya está en el pasado. Siempre una parte de mí supo que si Kira iba a terminar siendo novia de algún miembro de mi familia, definitivamente debería ser Khris. Ellos están hechos el uno para el otro. Lo niegue ella o no.

Pero por lo pronto tenía que centrar toda mi atención y energía en Matteo.

Bueno, en realidad en mi tarea de Química, pero luego encontraría el momento de ponerme al día.

Salí de mi habitación y caminé hasta la sala, donde me encontré a Matteo sentado en el mismo lugar. Con el mismo gato. Hablé con Kira como por ¿media hora? no lo sé, y él seguía ahí. Era preocupante. El antiguo Matteo probablemente estaría haciendo cosas que el antiguo Matteo haría, no lo sé.

Me senté a su lado.

—¿Matt?

Él me miró.

—¿Quieres salir un rato?

　

　

　

Matteo sonrió genuinamente al ver a sus amigos sentados en la pequeña mesa de Pizza Hut. Mientras se arreglaba pude urgar en su teléfono y citar a sus compañeros de clase ahí, los cuales, preocupados por él, aceptaron sin chistar.

Estaba Sasa, un chico demasiado, demasiado extrovertido. Tenía los ojos muy verdes y su cabello era un perfecto copete. Compartía la afición de Matt por los earplugs. Luego, Cila. Era la única chica en el grupo de amigos de Matt. Pero ella era lesbiana, así que no solían tacharla de "puta." Luego Gasper y Fran. Fran era bonito. Y con eso me refiero a que era mi tipo. Tenía esta apariencia de "creo que dormí más de 12 horas hoy, dude," y eso iba acorde a mí. Su cabello era desastrosamente atractivo y tenía ojos marrones, como el café. A mí me gustaba el café.

—¡Imbéciles! —saludó Matteo, lo cual sonó más amigable de lo que debería.

Todos se pararon de la mesa y sonrieron muy grande cuando le dieron un abrazo grupal. Matt se sentó con ellos y empezaron a hablar con mucha naturalidad. Me acerqué un poco y, luego de saludar, le dije a Matteo que iba a estar por ahí por si me necesitaba. Me senté lejos de ellos, pero no lo bastante como para perder la vista de Matt, y saqué mi teléfono.

De: Kyo.

Para: Jay.

"¿Quieres venir a comer algo?"

Miré al pequeño niño encerrado en el cuerpo de un adolescente de 17. Aún ahí no podía entender como alguien podía lastimarlo. Cómo podía destrozar su vida sin miramientos. Era horrible y asqueroso.

De: Jay.

Para: Kyo.

"Suena tentativo. Pero esta clase de Química me está matando."

Me adjuntó una foto:

　

　

De: Kyo.

Para: Jay.

"ESO NI SIQUIERA ES QUÍMICA, JADEN."

"JAJAJAJAJAJJAJA."

　

De: Jay.

Para: Kyo.

"¡Ah! ¡Ya lo entiendo! Por eso no me salían las fórmulas."

　

De: Kyo.

Para: Jaden.

"Igual gracias por recordarme que tengo más tarea sin hacer:("

　

De: Jay.

Para: Kyo.

"Si te hace sentir mejor, sí iré a tu casa:D"

　

Le escribí que no estaba en mi casa, sino en Pizza Hut.

　

De: Jay.

Para: Kyo.

"Bien, estaré allí en 15."

"p.d ¿Me puedes ayudar con mi tarea de Química?"

　

De: Kyo.

Para: Jaden.

"Literalmente no sé nada de eso, y aunque supiera la respuesta es no. No te ayudaré."

　

No me respondió más. Pensé que probablemente se enojó y que no iba a venir —pensar eso es normal cuando tienes ansiedad, btw—. Pero apartó esas ideas de mi cabeza cuando entró al local.

—¡Al finnnn! —exclamé, levantándome para abrazarlo. De nuevo olía a canela—. Hey, me gusta ese aroma. Deberías llevarlo siempre —me senté.

Él estaba sonriendo. —Lo llevo siempre que estoy contigo.

Me callé, sin saber bien qué responder.

Pero él, como siempre, nos rescataba de las conversaciones que no iban a ningún lado. —¿No has pedido nada?

Hice un mohín. —No. Esperaba por ti.

—Bueno, aquí estoy —sonrió más. Era una sonrisa cálida que no solía salir de la nada.

Pedimos nuestra preferida: la pizza de doritos, con súper extra queso. Era delicioso y agradable y no teníamos que hablar mucho debido a la fusión del queso y la masa y los doritos en nuestras bocas. Totalmente un festín.

Mientras comía, pensaba en qué decirle respecto al concierto, porque lo conocía demasiado bien como para estar segura de que al final preguntaría qué hice con mi agenda. Mi futuro con Sid era incierto. No sabía si iba a ir con él o no, por la situación en la que estábamos; así que si le decía que sí a Jaden, y al final resultaba que íbamos a ir juntos, iba a ser todo un desastre. Y también no dejaba de mirar a Matteo, tratando de descifrar si estaba bien y en qué momento tenía que irrumpir diciéndole algo como que Fede necesita su ayuda en cualquier cosa y así salvarlo de la incomodidad.

—Has estado callada —me dijo casi al final, en su último pedazo de pizza. Trató de sonar muy casual.

—Sí. Bueno. No siempre tengo que hablar —bromeé. La verdad era que estaba muy hambrienta como para hablar y tampoco tenía algo concreto qué decir.

—Parece como que este chico, ¿Sid? —fingió no recordar el nombre— cambió tu forma de ser.

Ladeé mi cabeza con escepticismo. —¿Eso crees?

Él asintió, y el silencio volvió a caer entre nosotros.

—Lo siento —susurró.

Fruncí el ceño.

—Lo siento mucho —tomó mi mano por encima de la mesa y la entrelazó con la suya—. Lamento de verdad haberle metido mano a Dánica. No voy a mentirte y a decirte "oh, no, no quería." O "ella me provocó." Porque no fue así. Pero sí lo lamento —apartó su mano.

En ese momento me di cuenta de que Jaden nunca se disculpó por eso. Nunca me pidió perdón, y ni siquiera intentó buscarme en los días siguientes de mi hallazgo. Pero ahora lo hacía.

—Eso no cambia mucho las cosas —suspiré—. ¿Por qué lo hiciste?

Él se encogió de hombros, jugando con el popote de su soda, dándole vueltas.

—Yo fui un idiota. No te valoré. No hay una excusa válida para eso.

Era reconfortante que fuera sincero. No sólo conmigo, sino consigo mismo también.

—Bieeen —arrastré la e, arrastrándome a mí misma por el asiento, tomando una verdadera mala postura—. No es como que hayas arruinado mi vida o algo así.

Él sonrió con pena. —Amo tu sarcasmo.

—Amo cuando eres sincero.

—Amo tu cabello.

—Amo tus ojos.

—Amo tu risa.

—Amo cuando me haces reír.

—Te amo.

Mentalmente iba en un coche en ese momento, y al Jaden decir esas palabras, inmediatamente di un volantazo y choqué contra el poste llamado "qué."

—Jaden.

—Kyo.

Suspiré.

—Yo no... yo no- ya sabes, no puedo... responderte.

Jaden rió. —Y es por esto que te amo.

—¿Uh?

—No esperaba una respuesta cuando te lo dije. De verdad —terminó su pizza y continuó hablando—. Sé que han pasado meses y sé que a veces puedes llegar a ser una perra sin corazón cuando se trata de olvidar a tus exes.

Bueno, ese era el problema: a veces. Con él no fue así. Con él me arrastré por el piso y comí kilos de helado y le dije a Fede "ahora soy lesbiana y no harás nada para impedirlo." Cosa que no hizo. Pero también me rompieron el corazón así.

De todas formas, no le dije nada y permití que siguiera hablando.

—En el mejor de los sentidos —murmuró—. Y sé que te rompí el corazón y todas esas puñetas. Pero ¿nunca has cometido un error? ¿Al menos así de pequeño?

Asentí.

—Bueno. Sé que mi error no fue pequeño, fue muy grande. ¿Pero no crees que, quizá, merezca una oportunidad?

Lo pensé un poco. No sentía lo mismo que sentía con Sid a su lado, y no sentía nada más que "correcto" con él. No había nada más que pudiera decir y no me iba a mentir a mí misma, ni a él, ni al universo.

—Creo... —empecé, insegura. Lo miré a los ojos. ¡Gran error! Me estaba mirando fijamente y tenía su típica mirada cansada, pero también ahora tenía pena en ella. Me aclaré la garganta—. ¿Qué opinas si nos vemos en el concierto?

Él no entendía nada.

—Quiero decir, vamos juntos al concierto y vemos qué pasa —sonreí.

A él pareció gustarle, y me sonrió de vuelta.

—¿Aún nos veremos mañana? —preguntó esperanzado.

—Todo puede pasar —contesté.

No tenía ninguna intención legítima de regresar con él, o tal vez coquetearle (¿le estaba coqueteando?). Pero yo soy así. Eso a veces me causa problemas con mis amigos. Por ejemplo, Harrison. Una vez creyó que me gustaba. Pero en realidad yo trato así a todo el mundo, sea chico o chica. Jaden sabía eso; pero creo que él lo consideró distinto y verdadero porque entre nosotros había historia.

Estuvimos hablando por un rato más hasta que pude notar que Matteo se removía con incomodidad en su silla y movía su pie nerviosamente de arriba hacia abajo.

—Uhm, Jaydie —murmuré. Él dejó de reírse y me miró—. Espérame unos segundos, ¿sí?

Me levanté de la mesa y caminé hasta Matt.

—Hey —saludé, tratando de sonar fresca. Todos me miraron.

—Hey —respondió Fran.

Coloqué mi mano casualmente en el hombro de Matt y pude sentir cómo se calmaba.

—Vuoi fare lasciare? [¿Quieres salir?] —le pregunté en italiano, agradeciendo de que ninguno de sus amigos entendiera.

—Se rimani, mi sentirò più tranquillo [Si te quedas me sentiré más tranquilo.] —respondió.

—Sei sicuro? [¿Seguro?]

Él asintió.

—Possiamo lasciare... [Podemos irnos...]

—Non, sto bene. [No, estoy bien] —sonrió, haciéndome espacio a su lado.

Miré hacia atrás y le hice un gesto a Jaden de que se fuera, él sonrió y asintió, haciéndome saber que no había problema. Me senté al lado de Matteo y me integré al grupo.

—Así que ¿ustedes suelen hablarse en italiano? —preguntó Cila, curiosa.

Matt y yo reímos. —No, no —respondimos a la par.

—Es sólo a veces —respaldé.

—Bueno, como decía... —Gasper continuó la conversación que había iniciado antes. Yo me quedé sentada al lado de Matteo haciéndole saber que estaba ahí y que él estaba bien.

Hubo un punto en la conversación en la que me perdí totalmente. No podía dejar de pensar en Sid, por más que quisiera. Ni en Jaden. Ni en lo que me dijo Kira. "¿Se sentirá correcto cuando te engañe otra vez?"

Dios.

—¿No te parece, Kyo? —habló Cila.

—¿Uh? ¿Qué? —pregunté, volviendo a mí.

Ellos se rieron, incluído Matteo.

—Veo que pareces enamorada —menciona Sasa—. ¿Es de ese chico que estaba sentado contigo?

Me sonrojo automáticamente.

—No en realidad. Digo, no es como que esté enamorada —me encojo de hombros, avergonzada.

—Tranquila, K —dice Matt, riendo—. No le voy a decir nada a Fede, si es lo que temes.

Rodé los ojos y le pegué amistosamente en el hombro.

—No es eso. Es sólo que no estoy enamorada.

—Eso no puede ser posible —masculló Sasa.

—Todos estamos enamorados, siempre. Siempre —esta vez Fran.

—Bueno, Frances —dije con ironía, acertando a su nombre completo—, te equivocas en eso. Uno no siempre está enamorado. Sólo sentimos atracción o algo parecido. Pero cuando nos enamoramos, se siente completamente diferente a lo normal.

—¿Ah, sí?

Asentí.

—Ella tiene razón —dijo Matt—. Nosotros sólo somos capaces de enamorarnos una vez en la vida.

—Ajá —continué—. De modo que espero me permitas corregirte: Todos nos sentimos atraídos hacia alguien, siempre. Siempre.

Fran aplaudió. —Eso es realmente sabio —me sonrió. Quiero decir, no sonrió. Me sonrió, a mí—. Ahora yo espero que me permitas pedirte tu número telefónico.

Los chicos en la mesa empezaron a reír y un coro de "uy" se levantó.

—Para que me ayudes con mi tarea de Filosofía —dijo hastiado—. ¡Nunca me dejan terminar!

Ellos se rieron, y Fran y yo intercambiamos sonrisitas tímidas y miradas directas. Pero no le di mi número.

　

　

Khris se sentó a mi lado y me miró fijamente. —Hay algo distinto en ti —dice luego de un rato.

Yo frunzo el ceño, al borde de la risa. —¿A qué te refieres?

Levantó mi trenza revisando, luego mi brazo, miró en mi espalda y luego a mis ojos.

—Hay algo... diferente.

—No sé de qué me estás hablando.

Él sonríe. No es usual verlo sonreír, así que asumo que sabe algo.

—Bueno. Creo que te olvidas de que soy el mejor-mejor amigo de Sid.

Ah, ya.

Ruedo los ojos. —A ver, ¿qué te dijo?

—Me dijo que le rechazaste la petición de ser novios porque, supuestamente, te gusta un tal Jaden.

Enarqué mis cejas. —¡Eso es ridículo! —exclamé—. Él en ningún momento me pidió noviazgo y, en caso de, no lo rechacé por eso, maldita sea. ¡Ni siquiera lo rechacé!

—Kyo, te vi crecer —dice, como si fuera argumento suficiente. Pero ve que no y continúa hablando—. También vi crecer a Sid (o el a mí, no lo sé), y sé que entre ustedes hay algo.

—Bruh.

—No me bruh-ees —dice, frunciendo el ceño. Yo me acomodo en el sofá, apoyando mi cabeza en su regazo y mis pies en el regazo de un Fede-escuchando-música—. No me malinterpretes. No digo que hay algo físico, que ha habido besos (aunque lo sé de muy buena fuente) o que hubieron toques. Yo hablo de algo espiritual.

—Oh, no, Khris. Te dejaste arrastrar por Fede —me lamento dramáticamente.

Él ríe suavemente y acaricia mi cabeza, como si fuera un padre protector.

—Puede ser. Pero no puedes negar que entre ustedes hay algo.

Cierro los ojos, dejándome llevar por los dedos de Khris en mi cabello, y me limito a escucharlo.

—Tengo suficiente experiencia en el amor como para reconocer cuando, tú sabes, dos individuos se quieren. Y sé que Sid piensa que es algo más ligero, y que tú piensas que solo es amistad, pero no es así —suspira—. Existe una gran, grandísima posibilidad de que Sid sea tu alma gemela. Por no decir que lo es, porque aún eres muy joven.

Mi cara reflejó mi incomodidad sobre el tema.

—¿Qué hay de malo con eso? ¿Por qué no puedes dejarte llevar como siempre lo has hecho toda tu vida?

Sé que con Khris puedo hablar sobre los temas más profundos de la vida y que aunque no los explique tan filosóficamente como para ser entendidos, él de todas formas lo hará. Así que le digo.

—Hay muchos motivos por los cuales no estoy interesada en una "relación" con Sid —abro los ojos—. Podría hacer una lista. Aquí te va, 1) Me lleva como ¿5 años? 2) Es muy, tú sabes, llamativo para las chicas. 3) No quiero dejarme llevar porque lo he hecho toda mi vida y siempre acabo mal. 4) Algún día va a despertar y va a decirse a sí mismo "bueno, Kyo no es la gran cosa." Y luego va a ir a por alguien más linda y con curvas. 5) Tiene el cabello más bonito que yo. 6) Nos conocemos de muy poco tiempo. 7) Soy muy inmadura para él. 8) La mayor parte del tiempo me trata como si fuera su hermano menor. 9) No creo que de verdad le guste. 10) No podré manejar una relación así. 11) Yo usualmente salgo con chicos feos. ¿Por qué? No lo sé, pero es así. 12) ¿Qué tal si sus amigos piensan que soy tonta, o demasiado joven? 13) No sé si pueda ir al mismo ritmo que él en la vida. 14) No tenemos los mismos gustos musicales. Quiero decir, compartimos bandas. Pero son muy pocas. 15) Él es muy seme para my body. 16) Es el mejor amigo de Fede. 17) Es demasiado irresist-

—Okay, okay. Puedes parar —dice, riendo.

Fruncí el ceño. —¡No te rías, Khris! Esto es en serio.

—¿Quieres que te de mi opinión?

Asentí.

—Todas esos "motivos" suenan más como excusas que otra cosa —aclara su garganta—. 1) ¿Y qué? La edad no tiene mucho que ver. 2) Bueno, tú eres llamativa para los chicos también —rodé los ojos ante eso—. 3) Así es la vida. ¿No has leído "Will Grayson, Will Grayson"? —asiento—. Bueno, ¿recuerdas esa parte en la que O.W.G le dice a Will Grayson todo ese monólogo de "prueba-error-prueba-error-prueba-error-prueba-eso"?

Me remonto a la historia. Básicamente O.W.G le dice a Will que en la vida fallas muchas veces hasta conseguir "eso." Yo definitivamente he fallado muchas veces, pero nunca he conseguido el eso.

Asiento.

—¿Qué te dice que Sid no es ese eso?

Me deja pensar unos segundos y luego continúa.

—4) Puede que sí seas delgadita, pero sé que a él lo que menos le importa es el cuerpo —sonríe—. Aunque si a eso vamos, definitivamente tú eres el prospecto físico de Sid.

No sabe cuánto me alegró haber oído eso.

—5) No. Definitivamente no discutiré ese punto. 6) Eso no tiene importancia, la verdad. Pasaste la mayoría de tu infancia con él. Eso debe añadir puntos. 7) No. Él es muy inmaduro para ti. 8) Él trata así a las chicas que le gustan. 9) Cállate, por el amor de Dios. 10) Nunca lo sabrás si no lo intentas. 11) Es momento de romper los moldes, ¿no crees?

Vuelvo a cerrar los ojos, sonriendo.

—12) ... ¿Cuál era esa?

—Que probablemente sus amigos piensen que soy tonta e inmadura —murmuro.

—Bueno, 12) creo que a Sid le importará muy poco lo que sus amigos piensen, si es que piensan esas cosas de ti. Eres una chica inteligente, y en realidad no eres inmadura, sólo eres bromista. 13) ¡Já! Sid no podrá ir a tu ritmo. Eso te lo aseguro yo. 14) Eso es en verdad estúpido, ¿para qué quieres compartir gustos musicales con alguien? Al final será aburrido, incluso. 15) Eso tampoco lo discuto. 16) A Fede no le importará siempre y cuando seas feliz.

Abrí mis ojos y miré a Fede, quien tarareaba la letra de una canción que yo no conocía. Me levanté y me acomodé en medio de ambos y fruncí mis labios.

—Si lo dices de esa forma...

—No voy a presionarte. No es como que yo necesite que ustedes estén juntos o algo así —dice, mostrando indiferencia—. Pero sería bonito. Ustedes hacen una linda pareja.

—¿Sí? —pregunto con ilusión.

—Definitivamente.

El teléfono suena.

—Fede —le tocó el hombro—. Fede. Fede. Fede. Fede.

Él se quita los audífonos y me mira. No es necesario para mí responder porque el teléfono suena de nuevo y él se levanta sin decir nada, pero sé que está pensando que Khris y yo somos unos flojos de mierda.

—¿Tú no has pensado en Kira?

Le pregunto casualmente, mirándolo sonriente.

Khris se cruza de brazos. —Bueno. Sí. He pensado en ella.

Sonrío.

—¿Qué tiene en su cabeza? ¿Cómo puede ser amiga de una chica que trata de emparejar a todos pero que apesta en las relaciones?

—¡Khris, eso dolió! —digo, más riendo que ofendida.

Fede cubre el teléfono asegurándose así de que la persona en la otra línea no escuche, y nos mira. —Tenemos problemas.