lunes, 3 de agosto de 2015

No tiene que serlo, tengo que sentirlo.




Capítulo XIV,
No tiene que serlo, tengo que sentirlo.


¿Qué sucede? pregunté, a punto de gritar. Han habido demasiados problemas en el último mes.



Uhm... hay una persona que quiere que toquemos en el cumpleaños de su hermana.




Mi vista voló directo a Matteo en la cocina, acariciando esta vez una pera.


Obviamente le dije que no podíamos, pero insiste. La paga será realmente buena y dice que la chica es una fan nuestra dice con pena.



No creo que Matt aguante, viejo murmura Khris con preocupación. Yo lo secundo.



Fede suspira, sin quitar su expresión de disgusto. Lo sé, lo sé. Pero ¿qué podemos hacer?



Yo vuelvo mi vista a Matteo. Dile que sí.




Khris y Fede me miran sorprendidos, entonces siento que debo explicarme.


Si Matteo no se siente bien para hacerlo, podemos buscar un reemplazo. ¿No? los miro. ¿No? pregunto de nuevo.



Fede asiente una vez y regresa al teléfono. Sí. Sí podemos tocar. ¿Puedes pasar toda la información a nuestro correo electrónico...? sonríe. Gracias a ti, ciao y cuelga. Me mira. Voy a decirle.




Acto seguido, entra a la cocina.


Miro a Khris. ¿Acaso no tiene bonito cabello?



¿Quién?



Kira sonrío.



Khris rueda los ojos. Por los clavos de Cristo, Kyo, deja de fumar marihuana se levanta del sofá y camina hasta el balcón.



¡Al menos la que fumo es legal, no como la tuya! bromeo. Escucho una carcajada en respuesta.




Mi teléfono vibra en mi bolsillo.



De: Blue Eyes.

Para: Kyo.



"¿Puedes venir a casa?"


Suspiro. Es muy tarde, pero aún así me levanto.




 
 
Incluso desde afuera la caja negra de Sid tiene apariencia distinta. Puedo empezar con que ya no es negra, sino blanca. Totalmente blanca. El portón ya no está oxidado parece que ha sido cambiado y encima hay una placa que ponía "IOWA" Toqué una vez. Dos veces. Tres veces. Cuando lo iba a intentar una cuarta vez, el portón se abrió. Saltó a la vista un Sid de cabello atado en una cola de caballo y una larga camiseta blanca sin mangas, ripped jeans y descalzo. Me ahorré cualquier pensamiento indebido y sonreí sin mostrar mi dentadura.



Él me sonrió y se apartó de la puerta insitándome a pasar y lo hice. Antes me sentía con la libertad de pasearme por ahí; ahí me mostré tímida y me quedé a unos pasos de la puerta. Sid caminó hacia mí y me abrazó. Pude aspirar su aroma: menta probablemente estaba fumando y chicle. No pude resistirme y lo abracé de regreso, sintiéndome como si estuviese de nuevo en casa.



I'm so, so, so sorry me murmuró en el oído, cubriéndome totalmente la espalda, desde la parte baja hasta los omóplatos. Me sentí tan pequeña en sus brazos y cálida y bien. Se sentía más que correcto.




Me aparté de él para poder mirarlo a los ojos. Estaban llorosos y no pude evitar el rompimiento de mi corazón.


¿Estuviste llorando?



Él negó, y me abrazó de nuevo. Es algo natural dijo, aún sin liberarme. Yo me dejé llevar. Lo siento mucho, ¿me escuchas? Lo siento seguía diciendo mientras me abrazaba.




Quería decirle que no tenía por qué sentirlo y que todo estaba bien y que reaccionó de una manera normal. Quería decirle que sólo nos separamos por 5 horas y que no había sido tan malo. También pensé en decirle que lo quería y que también me gustaba y que, en caso de que algún día me lo pidiera directamente, aceptaría ser su novia. Pero no pude.


Fue estúpido. Está bien si no sientes lo mismo por mí, ¿sí? me abrazó más fuerte. Está bien. Está bien. ¿Sí?, ¿sí? Está bien. Lo siento mucho. No tienes que sentir lo mismo si no quieres; es decir, me gustas mucho. Probablemente más que nadie en mi vida. Pero eso no significa que debas sentir lo mismo. ¿Sí? Está bien si no. Lo siento. Lo siento mucho.




Con cada frase, mi corazón se rompía más y más.


Estás siendo dramático logré decir, aún en sus brazos.



Estoy siendo dramático por ti, sólo por ti dijo.



De un momento a otro estaba siendo llevada en brazos a la habitación de Sid. Era más fácil que me dejara en la cama porque ya no estaba en el suelo gracias a Dios. Nos quedamos un rato abrazados, sintiendo sólamente la presencia del otro. No voy a mentirte; sentí que no nos habíamos visto por meses. Pero uno de los dos debía mantener la cordura.




Estuvo murmurándome cosas al oído en sueco, que no entendía. Mientras escuchaba no podía dejar de pensar en tomar clases de sueco. O pedirle a Sid que me enseñe: lo que sea más conveniente. Pero algo me sacó de mis pensamientos.



En una mesita de noche al lado de la cama, había un bote de pastillas demasiado sospechoso. Yo no soy tonta ni santa. Sé claramente cuándo las pastillas son para el dolor de cabeza y cuándo son para generar otro efecto.


Sid susurré, tratando de quitármelo de encima. Él no respondía, seguía balbuceando cosas y abrazándome más a él. Sid repetí.



¿Hm?




Coloqué mis manos en sus hombros y lo empujé suavemente lo bastante como para verlo a la cara.


¿Estás bien? pregunté, él asintió y siguió en su labor de abrazarme.



Sólo necesito estar cerca de ti. Sólo eso.




Sus palabras sonaban calmadas y su voz era rasposa, y la omega que había dentro de mí se dejó llevar con facilidad. No parecía que necesitara algo más que un simple abrazo, y confiaba en él, así que, lentamente, me dormí en sus brazos.



 

 


Do you recall?

Not long ago

we would walk on the sidewalk,

Innocent, remember?

All we did was care for each other.


Me removí entre las sábanas con pesadez y traté de abrir los ojos, pero estaba demasiado adormilada.




But the night was warm,

we were bold and young.


Fruncí el ceño. ¿Quién ponía música a las 6 de la mañana?



Empecé a quitarme las sábanas de encima, aún sin abrir los ojos, y me sobresalté al darme cuenta que tenía un brazo rodeándome la cintura. La música seguía sonando y no podía sentirme más ofuscada. Abrí los ojos y recordé que estaba en casa de Sid, que el brazo le pertenecía, y que la música que sonaba era de su alarma. Estaba a un volumen bestial y me sorprendí al fijarme que él seguía dormido.



Por otro lado, la canción era muy bonita.




Blow a kiss,

fire a gun,

all we need is somebody to lean on.


Y luego sonaba el rift más genial que había escuchado desde que Jack Ü se separó. Pero no podía detenerme a escuchar más, así que detuve la alarma y pude ver la hora. Eran las siete en punto. Quité el brazo de Sid de mi encima y yo escalé por su espalda, coloqué mis rodillas juntas y mis manos en sus hombros y le hice presión. Era la manera en la que despertaba a Fede, a Aylin y a mi papá, así que pensé que con él funcionaría. Cosa que hizo.



Balbuceó unas palabras y se giró, haciéndome caer de la cama. En momentos así extrañaba infinitamente al simple colchón en el piso.


Ouch gruñí, y lloriqueé un poco.



¡Kyo! él rió, ayudándome a levantar y me acurruqué en su pecho. Buenos días.



¡Cállate! rugí, apartándome de él. ¿Por qué no me despertaste antes? No, no, por qué tú no te despertaste antes. Maldita sea, llegaré tarde.




Mientras hablaba corrí hacia el espejo para arreglarme el cabello. Sid esta vez se apiadó de mí y no me quitó la ropa, así que no tenía que vestirme.


La escuela empieza en una hora, creo que tienes tiempo suficie-



No, a la escuela no halé un nudo, causándome dolor, y siseé. Necesito que me prestes a Stang.



No fucking way, dude respondió entre risas.



Sid, por favor, necesito a Stang hice puchero cuando me giré para verlo. Él hizo un mohín.



Supongo que podría prestártelo por hoy... susurró.




Mi rostro se iluminó. Sólo necesitaba que me lo prestara para buscar a Kira e ir a desayunar, pero por lo visto tenía permiso para usarlo el día entero.


A cambio de algo sonrió malicioso.



Suspiré con pesadez, rodando los ojos. ¿Qué quieres?



Que admitas que te gusto se sentó en la cama, a la espera.




Yo empecé a idear la forma más fácil de robar su auto, pero él notó que se pasó un poco.


Bueno, bueno. En realidad no. Sólo bromeaba sonrió para aligerar el ambiente.




No respondí nada y me limité a pasar al baño para lavarme los dientes rápidamente. Días atrás había decidido dejar un cepillo dental en su casa porque, si te soy sincera, dormía más ahí que en la mía, y era frustrante lavarme los dientes con el dedo.


Las llaves están en el cenicero de la sala lo escuché desde la habitación.




Una vez terminé en el baño, salí de la habitación (no sin antes tomar mi teléfono) corrí por la sala y tomé las llaves y grité un rápido: "¡Nos vemos luego, bae!" antes de cerrar la puerta. Una vez afuera, me reprendí mentalmente por haberle dicho bae. Ése era justamente mi problema. Le daba alas a la gente sin siquiera fijarme.



Stang era la majestuosidad andante. Un Ford Mustang del 1969, negro. Era fabuloso, elegante, versátil y simple. Era justo como su dueño, en realidad. Y para mí era un honor conducirlo.



Cuando llegué con Kira, toqué el cláxon con orgullo. Era fascinante. La próxima vez que Sid esté borracho, pensé, voy a tratar de comprárselo por 20€. Ella salió de su casa un poco confundida y se detuvo frente a la ventanilla del piloto.


¿A quién se lo robaste?



Puse mi mejor cara de ofensa mezclada con gracia. ¡No se lo robé a nadie! Anda, sube.



Pensé que vendrías en el coche de Fede dijo una vez dentro, poniéndose el cinturón de seguridad.




Yo me encogí de un hombro y puse el auto en marcha.

Perdón, perdón.

Puse a Stang en marcha.


No me lo prestaría nunca. Y aunque hoy hubiese estado de suerte, no lo sabría porque no dormí en casa.



Ella me miró divertida. ¿Dónde dormiste?



Dormí con Sid.




Sí, sé que no dije "dormí en casa de Sid" como usualmente digo. Dije "dormí con Sid," porque esa vez se sintió más íntimo y especial que las otras.


Oh, Dios. Oh, Dios, no se quejó. Me ausento por unas horas para hacer mi tarea y pasa eso miró hacia el techo del auto, probablemente queriendo mirar al cielo, y negó con la cabeza. Pensé que éramos amigos, Dios.



Yo reí. Han pasado muchas cosas, de hecho. Pero te las contaré cuando lleguemos a la cafetería.



Entramos a Starbucks y una sensación de dejá vù me invadió. En mi época hipster, cuando tenía 12/13 años el universo que me perdone, no sabía lo que hacía literalmente desayunaba, almorzaba y cenaba ahí. Era un desperdicio de mi vida del que no recapacité hasta que cumplí 14. Afortunadamente me rehabilité y varío de cafeterías. Mi favorita hasta ahora es Dunkin Donuts.




Fui a hacer nuestro pedido mientras Kira buscaba una mesa cómoda en un lugar bonito. Pedí dos sándwiches de queso gouda, un late de vainilla para mí y una limonada de fresa para ella (porque no le gusta el café, ¿puedes creerlo?) Y para acompañar, un bagel para mí. <3


El chico que hace los pedidos está como quiere murmuré al sentarme frente a Kira, ella lo miró con cautela.



Neh, no tanto me miró a mí. Ahora cuéntame.



Bueno suspiré. Luego de que colgara contigo, fui a ver cómo estaba Matteo. Lo vi tan solo y deprimido acariciando el maldito gato de mi vecina Lucy que me dio pena, así que llamé a sus amigos para que fuéramos a Pizza Hut todos y Matt pasara un buen rato. Decidí que lo mejor sería dejarlos solos, para que no sintiera que, tú sabes, lo estaba supervisando o algo así, así que me senté unos asientos aparte. Me sentí aburrida, y sabía que tú estabas ocupada, así que llame a Jaden.




Ella me miró como si hubiese cometido el peor error de mi vida, y tal vez tenía razón.


¿Por qué no llamaste a Aylin?



Me comentó algo de ir a un concierto o algo así con los demás hice una mueca. Sé que fue tonto. En serio. Porque al principio fue todo incómodo y luego me dijo... Dios, me dijo "Te amo."




No se sorprendió.


Yo le dije "Sí. Está bien. Pero no puedo responderte." Y él me dijo "Sí, bueno. No esperaba que lo hicieras. Por eso te amo." Y luego dijo todo este discurso de que lo sentía y todo lo demás. Me dijo que no me iba a decir que él no quiso hacerlo o que ella le obligó, pero que aún así lo sentía.



Al menos fue sincero dijo.



Asentí. Y luego me pidió una oportunidad. ¡Vaya cosa! alcé mis cejas, haciendo énfasis. Iba a continuar hablando, pero llamaron para mi orden. Me levanté y fui a buscar el pedido.



¿Cuál es tu nombre? me pregunta el chico, amablemente. Tenía una bonita sonrisa.



Kyo.




Escribió el nombre. Kio.



Si me pagaran por cada vez que escribían mi nombre con una "i", Fede no necesitaría hacer esa presentación. Te lo juro.


Es Kyo, con Y.



Él me miró. No hay mucha diferencia.





Maldición.

¿Cuál nombre le pongo a este? preguntó señalando limonada.



Kira.




Escribió Kyra.


¿Sabes? Por eso ya no vengo aquí, analfabeta gruñí llevándome mi orgullo y mi pedido lejos.




Me senté frente a Kyra y le di su sándwich y su limonada. Llevaba una cara de perros que ella no comprendió hasta que leyó los vasos.


Analfabetas murmuró.



I know, right? bufé. Mordí mi sándwich. ¿Em qué m-e keedé? dije con la boca llena.



Pero Kira me entendía perfectamente. En que él te pidió una oportunidad.



¡Oh, sí! tragué. Él me dijo "¿no crees que me merezca una oportunidad?", y yo estuve a punto de decirle "creo que no, ándate a cagar" mordí de nuevo.



Ella estaba organizando sus alimentos para poder comer tranquilamente, poniéndole el popote al vaso, acomodando el sándwich en la posición correcta. ¿Y no se lo dijiste?



Negué. Yo, no lo sé, a veces soy muy boba. Jaden me dio esa mirada de "eres lo único que tengo en esta vida" y no pude negármele.



¡Jesús, Kyo!



Pero tranquiiiiila canturreé, para luego comer más. Le dije que podíamos encontrarnos en el concierto a ver qué pasa. No le dije nada en concreto.




Ella suspiró aliviada.


Claramente en ese momento seguía sin hablar con Sid murmuré. Luego de irnos de Pizza Hut regresamos a casa y tuve una charla un poco profunda con Khris, y luego recibí un mensaje él.



¿Qué decía?




Saqué mi teléfono y le mostré el mensaje. Ella sonrió.


Syo murmuró, feliz de la vida.



Ignoré eso. Bueno, fui a su casa. ¿Sabes lo que es salir de la comodidad de tu hogar a las 10 de la noche e ir a la casa del chico que te llenó de tierra? No, yo me merezco un premio, mate miré vagamente al chico que se confundió de íes y fruncí el ceño al recordarlo. En fin, cuando llegué me sorprendí bastante. A penas entré y ya estaba envolviéndome en sus brazos y diciéndome que lo sentía y que fue una estupidez y que está bien si no siento lo mismo por él.



¿Sid? ¿Diciendo que lo siente? Vaya.



¡Lo sé! Yo... yo sentí muchas cosas murmuré cohibida, sintiendo el calor subir a mis mejillas... en ese momento.



¿Qué cosas? preguntó cómplice.



No sé, yo- tú sabes, sentí unas ganas increíbles de decirle que no tenía por qué sentirlo y, bueno, que todo estaba bien y que su reacción fue normal. Que sólo nos separamos por unas horas y que era dramática la manera en la que me abrazaba a sí me callé. Tenía más que decir, pero me concentré demasiado en él y en sus brazos alrededor y su olor a menta y chicle.



Ella me hizo un gesto, incitándome a continuar. ¿Qué más?



Sonreí sutilmente. También pensé en decirle que lo quería y que también me gustaba y que, si algún día me lo pedía, aceptaría ser su novia. Pero no pude me lamenté.




El silencio cayó entre nosotras, para que así cada una pudiésemos pensar las cosas. Luego de unos segundos continué hablando.


Con Jaden me sentí bien ayer. Pero con Sid... fue fabuloso. Fue lindo y, qué sé yo, nunca sentí algo así con Jaden. Nunca en todo el tiempo que estuvimos juntos. Y la paz que sentí cuando estuve junto a él anoche fue demasiado para mí y con Jaden no se sentía igual. Con Jaden se siente correcto... de repente, sentí como si el código Da Vinci se hubiese revelado ante mí, pero con Sid se siente perfecto.




Ella mencionó algo sobre lo cursi que era eso, pero yo continué hablando:


Yo no puedo ser perfecta, jamás lo seré y tampoco tengo la intención de serlo. Pero junto a Sid está... este balance cósmico. Encajamos más bien de lo que yo pensaba sonreí, contenta con mi propio argumento. No tengo que compartir gustos, amigos o edad con alguien para que la relación sea perfecta. Sólo tengo que sentir que lo es. ¿Entiendes? No tiene que serlo, sólo tengo que sentirlo.




Ella se quedó inexpresiva en su asiento, con el sándwich a medio camino. Yo seguía con esa sonrisa incrédula en el rostro y con mis ojos brillantes y felices porque, diablos, sí se sentía como que había descubierto el código Da Vinci. Pensé en llamar a Khris y decirle que había entendido todo y que no tenía que complicar mi vida con estúpidas frases de "no puedo ser esto" o "no soy suficiente." Porque si Sid estaba junto a mí, sin condiciones, era porque para él sí era suficiente.


Al diablo mis malditas inseguridades vociferé, levantándome del asiento. Las personas se fijaron en nosotras. ¡Mi nombre es Kyo Salvatore, y no me importa lo que las personas digan, o lo que yo sea, porque Sidney Wayne me quiere y hace fuerte!




Tomé mi late y el bagel, dejando a Kira y el sándwich en la mesa, y corrí hasta salir del establecimiento. Probablemente porque quería conducir a casa de Sid y besarlo y decirle que lo quería, probablemente porque estaba avergonzada de que todo Starbucks haya escuchado mi confesión.



Subí a Stang con rapidez y puse en marcha el motor, sabiendo que Kira no tardaría en salir por la puerta cubriéndose el rostro de manera penosa y subiría al auto. Mi predicción no falló y rápidamente estaba saliendo del estacionamiento, aún sonriendo.


Kyo, por Dios, ¿cuándo dejarás de llamar la atención así? me reprendió. Entiendo que ahora sabes qué quieres y qué hacer, ¿pero era necesario gritarlo?



¡Lo era, Kira, lo era! grité con felicidad. Ahora lo que necesito es ir a casa de Sid y decírselo. Tengo que decírselo.



Oh, no. Oh, no, no, no, no. ¡Llegaremos tarde a la escuela!



¡Me vale muy poco! Entiéndelo. Necesito decírselo la miré.




De alguna manera, ella razonó conmigo y me hizo ver que esa idea era definitivamente estúpida porque Sid probablemente estaría de camino a mi casa, o a la de Khris, para poder tener un transporte para ir a la universidad. También me dijo que podía esperar al concierto y poder decírselo de frente, lo cual me pareció más allá de perfecto. Todo en ese momento se sentía perfecto.



 

 

 

Matthew se sentó a mi lado, lucía cansado, yo lucía aún demasiado feliz.


Dios, Lana del Rey estuvo monstruosa ayer comentó, dejándose resbalar en la silla para así adoptar una pose relajada y cansada.



Yo miré a Kira, graciosa, pensando en un comentario irónico. Pensé que Lana era demasiado lenta para ti y que era fea.



Él me miró sonriendo. Pues sí. Pero definitivamente Peja lo compensó todo.




Peja era su novio. Lo había invitado a él, Aylin y Jennifer al concierto, tratando de ganarse su aprobación. A mí también me invitó, pero decliné la oferta. Fede no me dejaría ir a dos conciertos en una semana y Lana del Rey no me gustaba tanto como para sacrificar a The 1975.


Se mostró tan amable ayer suspiró enamorado, recordándolo todo.



¿Y él es lindo? preguntó Kira.



¿Lindo? ¿Lindo? él rió. ¡Él es la cosa más bella que existe en este planeta!



Vaya balbuceé. Tal vez Matt sentía lo mismo que sentía yo en ese momento, y era muy bonito que el amor se manifestara de esa forma.



Aylin se giró hacia nosotros. No es tan lindo dijo, rodando los ojos. Tiene los ojos muy separados.



Lo dice la chica que se enrrolló con Patricia la Cara de Pescado siseó con veneno.



¡Hey! respondió ella, ofendida. Yo reí muy alto.



Sinceramente, estos chicos se están dañando dijo la profesora de Historia con tanta irritación en su voz que incluso sonaba desafinada. La odiaba, la odiaba demasiado. Yo pensaba que quedaban algunas chicas buenas me miró pero por lo visto me equivoqué.



Maldita bruja susurré. ¡Estamos todos hablando, ¿por qué sólo me mira a mí?! le grité.



¡No me obligues a restarte puntos, Kyoga!




Mi sangre hirvió y mi cara se puso roja.


Ella es sólo una vieja amargada dijo Aylin, lo suficientemente alto como para que ella oyera.



Necesita a un hombre en su vida esta vez Matt.




Todos en el salón no reímos y continuamos copiando esas inútiles páginas.



A la hora del almuerzo, pudimos jugar tranquilamente con Harrison y Anthony. Hubo un momento en el que me aburrí y arrastré a Kira hasta el patio para poder hablar sobre cosas que, si te soy sincera, no tenían sentido, pero que para nosotras eran muy importantes.



Química era después del almuerzo, y era la única clase que tenía con Jaden ese día. Sabía que se sentaría a mi lado y empezaría a hablarme sobre mi dicisión, y yo era demasiado débil como para decirle lo que sentía de frente. Así que se lo pedí a Kira.


Por favor rogué por milésima vez, sentada en el suelo de uno de los callejones del patio. No tengo el valor para decirle que él no me interesa y que estoy felizmente en algo con Sid.



Pero ¿por qué yooo? se quejó. ¡Puedes decirle a Aylin!



No, gracias. Ni siquiera le he dicho nada sobre Sid y yo, y no confío en eso para ella.



Ella lo pensó por un segundo. ¿Es tan difícil para ti decirle no a las personas?



Uy, no sabes cuánto. Recuerdo una vez que me trencé todo el pelo sólo porque Pablo me lo pidió con ojos de perrito mojado puse cara de disgusto. Fue la peor semana de mi vida y no pude dormir esa noche del dolor de cabeza.




Pablo fue un noviecillo que tuve de pequeña.


Deberías pedirle a Khris que te ayude con eso recomendó, riendo.



Lo he hecho, pero tiene tantas cosas que hacer con su vida de gánster y siempre está ocupado bromeé.



Bien, yo le digo. "Kyo no quiere nada contigo porque ahora sale con Sid."



No salgo con Sid corregí.



¿Ah, no? Bueno, ¿qué tal esto? "Kyo no quiere nada contigo porque ahora duerme con Sid."



Fruncí los labios. ¿Podrías sólo decirle que no estoy lista ahora porque salí de una mala relación y que podríamos ser sólo amigos?




Eso en parte era cierto. Mi rompimiento con Christina era reciente.


Eso es mentira sentenció. Pero se lo diré, no me cuesta nada.



¡Yay! la abracé, sin su consentimiento. Era un poco arisca respecto a eso.




La clase de Química empezó y caminé junto a Kira hasta la mesa que compartíamos. Me senté, colocando mi cuaderno casi vacío frente a mí y preparándome mentalmente para Jaden. Miré a Kira, y ella me dio una mirada cómplice.


Tranquila, vas a estar bien.




Teníamos 5 años de amistad y sabía claramente cómo calmarme.


Sí, sí. Eso espero.




Jaden entró al salón. Llevaba su gorra de básquetbol puesta hacia atrás y un suéter grande de Adidas, con muchos colores salpicando el dominante negro. Pero noté dos cosas distintas: el cabello que sobresalía de la gorra era de un suave color caoba y tenía un piercing en su nariz. Se veía irresistible. Muy, muy irresistible.


Tomé el brazo de Kira, apretándolo con fuerza. Oh, Dios, Kira, ¿cómo puedo decirle no estando así de bueno?



Ella lo miró. No está bueno.



¡Para ti no! gruñí con frustración.




Cuando él se fijó que lo estaba mirando, me sonrió y caminó hacia mí.


Ohayo saludó, con un perfecto acento japonés, sentándose al lado de Ulises (otro compañero) frente a mí. O genki desu ka?



G-genki. Desu bajé mi cabeza en una pequeña reverencia japonesa y sonreí, sintiendo cómo me sonrojaba.



Hola, Kira dijo sonriente.



Hellow saludó ella indiferente.




Dinora, la maestra, entró al salón y nadie se inmutó. No le teníamos respeto porque ella era demasiado buena con nosotros, y eso era deprimente. Se sentó y recibió un saludo en coro de todos nosotros. "Dinoooora." Era el poco respeto que le teníamos que nos hacía hacer eso, como consideración.


¿Hiciste tu tarea de Química? preguntó Jaden, de repente interesado en mantener una conversación estable.



Gemí. No. Y no creo que le importe a Dinora me encogí de hombros. ¿Y tú?




Él sonrió coqueto. Me mataba cada vez que hacía eso.


No. Pero tampoco creo que le importe.




Se quitó la gorra y sacudió su cabello ahora castaño con sus manos, desordenándolo más. En el salón estaba prohibido usarlas, así que me la pasó, porque sabe lo mucho que me gusta ponérmelas en el pantalón.


Arigato musité, acomodándola en mi pantalón. Kira me dio una mirada de reprimienda. La ignoré. Me gusta lo que hiciste con tu cabello.



¿En serio? dijo orgulloso.



Asentí. Y también tu piercing. Te queda bien.



Arigato me imitó. Tenía esta expresión de superioridad demasiado atractiva, y temí frenar a Kira cuando dijese que no.




Él se percató de que llevaba la misma ropa que usaba en Pizza Hut el día anterior.


¿Cómo es que llevas la misma ropa de ayer?



Oh, bueno, es una larga, larga historia respondí



Bueno.




Silencio.


Así que... empezó.



¿Así que qué? dije carente de todo tipo de dulzura. A veces era así.



¿Sigue en pie lo del concierto?




Escuché cómo Kira abría la boca para responder por mí, pero se quedó en silencio. Levanté mi vista y vi a Sid en la puerta, sonriendo hacia mí.


Llevaba el cabello revuelto cayéndole por los hombros y un suéter blanco ligero, que sé que sólo usaba para cubrir sus tatuajes empezaba a avergonzarse de ellos, unos skinny jeans negros, y unas Converse blancas con rascacielos dibujados en ellas (por mí, desde luego). Aún vistiendo tan simple y viéndose tan relajado, no pude evitar pensar en que Jaden nunca podría comparase a él. Jaden era una estrella, desde luego. Pero Sid era el sol.




Él me hizo un gesto para que me acercara y yo lo hice, ignorando la cara de enojo de parte de Jaden. Cuando llegué a él, me recibió en sus brazos en uno de esos cálidos abrazos que me derretían sutilmente.


¿Qué haces aquí? pregunté susurrado, sabiendo de sobra que todos en el salón habían dejado de hablar sólo para escuchar nuestra conversación.



Sid no apartó sus manos de mi cintura, atrayéndome a él cada segundo. Yo sólo pensé que tal vez necesitarías esto sacó mi liga para el pelo de sus bolsillos y me la mostró, sonriendo. Con todo el ajetreo del día había pasado por alto el detalle de que llevaba mi cabello suelto, o al menos estaba demasiado distraída como para prestarle atención. De todas maneras la tomé y me hice una cola de caballo. La olvidaste en mi casa en la mañana cuando te estabas arreglando el pelo.




"La olvidaste en mi casa esta mañana," se puede traducir a "tuvimos sexo salvaje anoche y te olvidaste de tu liga para el pelo."



De repente en el salón se hizo un silencio casi sepulcral.


Lo siento dijo luego de reír muy fuerte, volvió a abrazarme y, aunque quise oponerme, terminé cayendo.



Da igual, papanatas lo empujé con gracia. Luego se me ocurrió algo, y lo tomé de la mano, arrastrándolo hasta el escritorio de Dinora. Ella y yo teníamos una relación más allá de maestra-alumna. No es como que éramos amigas, pero definitivamente teníamos una buena relación. Dinora llamé su atención. Obviamente la tenía, pero desde que me giré para caminar hacia ella había fingido que no.



Me miró. Oh, hola.



Él es Sid lo señalé, aún tomada de su mano. Lo dije lo suficientemente fuerte y claro como para que todos en el salón me escucharan. Incluyendo Jaden.




En ese momento supe rápidamente que tenía que agregar algo más porque todos en el salón me estaban escuchando, entrometidos como eran, y se generaba tensión al ellos tratar de averiguar quién era. Y no es como que me importara, en realidad. Pero sentía que era mi deber moral.


Es el chico que me gusta dije al final.

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