Me gustas.

Probablemente no debí haberlo dicho de esa forma, o delante de todos. Quizá tenía que esperar a confirmar mis sentimientos y decírselo a él de frente, a solas. Pero yo soy Kyo, y me muevo a base de impulsos.

Dinora se nos quedó mirando fijamnete y luego rió. —Es lindo —fingió susurrarme sólo a mí, con toda la intención de que él también escuchara. Yo sonreí.

—Lo sé —me agrandé, encogiéndome de hombros. Sid me pasó su brazo por mis hombros, atrayéndome a él cuidadosamente. Lo miré y pude notar ese brillo en su mirada. Había admitido que me gustaba y creo que eso lo hizo sentir aliviado, de alguna manera—. Sid, ella es mi profe, Dinora —terminé de presentarlos.

—Mucho gusto —dijo él, estrechándole la mano—. Usted es linda también.

Eso bastó para hacerla un manojo de risas.

Arrastré a Sid lejos de ella y lo llevé a mi asiento, junto a Kira. Dinora era Dinora. Ella no tenía problemas con esas cosas.

—Mira quién vino de visita —avisé, haciéndolo aún más notorio. Yo me senté al lado de Kira y Sid se sentó frente a mí, en la mesa, cubriendo a Jaden totalmente.

—Es agradable tenerte aquí —respondió ella con cohibición. Sonreí.

—No me voy a quedar por mucho —dijo, jugando con mis cachetes. Estábamos conscientes de que básicamente todo el salón estaba mirándonos—. Hay ensayo más tarde y no quiero llegar tarde —bufó, mirando a Kira—. Siempre llego tarde.

Él estaba hablándole a Kira (sí, no hablando con Kira, sólo hablándole, porque ella era demasiado tímida para contestar coherentemente), y yo no podía hacer nada más que mirarlo con admiración. Él era la persona más hermosa que había pisado la tierra y yo lo tenía frente a mí, hablando con mi mejor amiga y jugando ocasionalmente con mis mejillas. Era una bastarda suertuda.

—¡Kyo! —chilló Aylin, acercándose a mí, y, por consiguiente, a Sid y Kira. Se detuvo a mi lado y empezó a hablar—. ¡Matt dice que ya no eres lesbiana!

Torcí una sonrisa socarrona. —Eso te pasa por ir al baño mientras anunciaba que ahora soy heterosexual.

—¡Tengo vejiga sensible! No es mi problema —miró a Sid y lo señaló—. ¿Es por él que me dejas?

Sid asintió. —Oh, sí. Yo convertí a Kyo Tortilla* Salvatore en hetero. ¿Quieres mi autógrafo?

Kira y yo reímos.

—Eres un puto—respondió Aylin, sonriendo.

—De tu envidia nace mi fama —respondió con altanería.

Dios, cómo me gustaba ese chico.

—Esperen un momento —escuché decir a Carolina, una compañera, unos asientos detrás. Se levantó y caminó hasta nosotros—. ¿Él no es el vocalista de la banda que tocó en el baile? ¿Splash!?

Nosotros asentimos.

—¡Oh, por Dios! —se tocó el pecho—. Amo la manera en la que cantas, en serio. Kyo, eres una bastarda suertuda.

Sí, ya lo sé, linda.

—¿Qué opinas de una selfie?

Oh, bueno. Sí. Mucho tardó. Ella era adicta a las selfies.

Sid declinó la oferta. —No, gracias. No me gustan. Salgo patético en ellas.

Yo fruncí el ceño con gracia, sabiendo que aquello era imposible. Pero no iba a alentarlo a tomarse una selfie con una chica que me caía mal y que en mi diccionario era la definición de "resbalosa." Ella se quejó un rato más y al final desisitó, regresando a su lugar.

—¡Oh, casi lo olvidaba! —vociferó Sid, levantándose de la mesa, empezando a urgar en sus bolsillos. Me dio tiempo de ver a Jaden sentado frente de mí, mirándonos con cara de amargura, y me dolió el hígado. Pero no iba a darle mucha importancia—. Acabo de pasar a recoger los boletos para The 1975 —los sacó del bolsillo y me los dio en las manos.

Aylin imitó las voces de ángeles. —¡Yo quería conseguir un boleto! Pero pobre se nace, wey.

—Yo tengo uno, si quieres —dijo Jaden.

Ese fue un golpe bajo a mi orgullo.

Es decir... no esperaba que fuera solo al concierto o algo así... o tal vez sí...

—No me relajes, Jaden —dijo ella, algo irritada.

—No, en serio. Tengo un boleto libre —él revisó su mochila y sacó los boletos—. Invité a una chica, pero ella irá con otro ahora, así que... ¿Lo quieres o no? —le tendió uno.

Yo miré a Kira, tratando de transmitir lo reemplazada que me sentía. Ella estaba copiando algo.

—¿No tendré que hacerte una mamada a cambio o algo así? Porque sí es así, yo-

—No, ew —dijo Jaden, estremeciéndose—. ¡Sólo quiero ser solidario! Diablos, ¿lo quieres o no?

—Hell, yeah, ¿qué puedo perder? —tomó el boleto y fue hasta su asiento—. ¡Eso no significa que iremos juntos! —gritó.

Jaden negó con resignación y volvió a girarse.

—Vaya. Pensé que no era tan fácil conseguir un tiquete —musitó Sid, volviendo a sentarse en la mesa. Yo apoyé mi cabeza en su rodilla, sintiéndome miserable.

Pude notar lo desplazado que se sintió Jaden, y lo usado. Gastó el doble comprando esos boletos por mí, poque a él ni siquiera le gusta esa banda. Yo simplemente era una persona horrible. Sid empezó a jugar con mi coleta mientras yo miraba los dos boletos en mi mano. Nunca había ido a un concierto de The 1975 y sentía una extraña sensación de emoción ligada con tristeza. Por Jaden. Y era asqueroso.

—¿Quieres ir a cenar más tarde? —me dijo, medio distraído por cómo caía mi cola y él volvía a levantarla—. Será como nuestra primera cita.

Lo miré con un puchero natural. —Sí, pero no me lleves a uno de esos restaurantes elegantes porque no me pondré un vestido —sonreí—. ¿Qué te parece KFC?

—KFC es para amateurs. Yo puedo hacer de una cita informal la más formal de todas, —pensó un poco—. ¿Quieres ir a un parque te trampolines?

—¿Cenar en un parque de trampolines? —reí—. ¿Acaso quieres que vomite en tu hermoso cabello y ropa cara?

—Sí, tienes razón —me miró por unos segundos—. ¿Puedo besarte?

Me sorprendí un poco. ¿Desde cuándo me pedía permiso para hacerlo?

Por otra parte, estábamos frente a todo el salón. Y Jaden. Y una Syo shipper.

—¿Por qué tan impaciente, Wayne? —bromeé.

—Tengo una respuesta cursi para eso, pero me apena decirla frente a todos tus compañeros —dijo lo último un poco más alto, haciendo que las cabezas dirigidas a nosotros giraran a sus asuntos.

Scared my own image,

scared my own inmaturity,

scared my own feeling,

Sid no dejó que sonara más y sacó su teléfono del bolsillo. —Es Fede —anunció. Tomó la llamada con el altavoz—. What's cracking?

—Ciao —sonaba agitado—. ¿Dónde estás?

—Estoy en la escuela, con Kyo. ¿Dónde estás tú?

—¡Estoy en casa esperándote! La guitarra no se va a tocar sola, ¿sabes?

—Woah, cálmante —dije con gracia—. ¿Hiciste tu meditación del día?

—¡No hay tiempo para es-! Espera —dijo, como si acabara de notar algo—. ¿Qué hace Sid contigo?

—Oh, vine a traerle algo que olvidó en mi casa esta mañana.

—¡¿Qué?! ¡¿Kyo durmió contigo?!

No me acordaba que le había mentido, diciéndole que iría a casa de Kira. Oops.

Sid trató de calmarlo, diciéndole sí iba a casa de Kira pero que él me llamó porque necesitaba ayuda respecto a un cuadro y que le gustaba que le diera mi opinión y cosas así, y que luego él me dijo que me quedara porque era muy tarde. Fede se conformó con eso.

—Ya salgo para allá —dijo, antes de colgar.

—Vaya, mira eso, Kira —dije, ella rió—. Me mete en problemas y me saca de ellos —la miré—. ¿Acaso no puede ser más candente?

—Oh, cierra la boca —me dijo con gracia. Se levantó de la mesa y me dio un sonoro beso en la mejilla—. Cuando salgas, no olvides pasar por mí a tu casa. No creo que soporte mucho a Fede, cuando no medita puede ser un auténtico monstruo.

Y tenía razón.

—Nos vemos luego —dije sonriente.

—Adiós, bebé —media vuelta, unos pasos y estaba fuera.

—Bebé. ¿Escuchaste eso? —le dije a Kira.

—Sí. Se escucha bien, ¿no?

Asentí, mientras me cubría el rostro a tiempo antes de dejar a la luz mis mejillas sonrrosadas. Se escuchaba demasiado bien, de hecho.

El resto del día fue horrible. Me moría de hambre porque no había comido bien en el almuerzo (no solía hacerlo porque la comida que daban era realmente asquerosa), y me sentía famélica. Además no podía aguantar los comentarios agrios de mis compañeros diciendo estupideces como "vaya, Kyo, ¿no te da vergüenza que tu chico sea más apuesto que tú?" y yo respodía algo como "sí, bueno, al menos tengo chico. No como tú." Y eso bastaba para cerrarles la boca.

Entré en el auto y apoyé mi cabeza contra el volante.

—Tengo mucha hambre —dije, con la típica chispa de gracia que me caracterizaba—. ¿Quieres pasar por algo de comer?

—No puedo. Des y yo iremos a visitar a una tía y necesito estar en casa cuanto antes.

—Oh, vamos, ¿quién quiere ir a visitar a una tía?

—Está en sus últimos momentos, Kyo —dijo con seriedad.

Yo tragué en seco y encendí el auto. Siempre arruinaba todo. Igual luego me aclaró que estaba bromeando.

Cuando estaba saliendo del estacionamiento, me fijé en Jaden, quien estaba parado afuera junto a Dánica. A los dos se los veía bastante... cariñosos, el uno al otro.

—Mira eso —dije con sorna.

Kira rodó los ojos. —Es un idiota.

—Lo sé, ¿verdad?

Y no le di más importancia. Ahora tengo a Sid, pensé.

　

　

　

　

Me senté en el suelo y crucé mis piernas, como india. Estaba presenciando un ensayo de Splash! y era la cosa más hermosa, porque lo hacían con tanta dedicación y pasión, y era simplemente inspirador.

Fede suspiró, rendido por una letra que escribió Khris.

—Esta canción no nos va a llevar a ningún lado —dijo.

Sid y Khris fruncieron el ceño en su dirección.

—¿De qué estás hablando? —dijo el menor de los Wayne.

—Al menos es mejor que la tuya —rugió Sid molesto. Empezó a cantarla con un tono de voz ridículo:— We were victims of the night, the chemical, physical, kryptonite —lo miró, queriendo pulverizarlo—. Me suena a algo ridículo.

—¡Hey! —chilló Matteo—. Esa la escribí yo —seguido de un puchero—. This woman is my destiny, she said "ooh, ooh, shut up and dance with me" —terminó en un leve susurro mientras practicaba acordes en su bajo.

Khris se rió. —Igual es la verdad.

—Yo tengo una letra mejor —dijo Sid, con aires de orgullo.

Todos estuvieron de acuerdo con eso y Sid empezó a marcar el ritmo con la guitarra, luego Fede siguió y luego los demás.

—Gimme, gimme that love, i'll been waitin' for ya —Sid se corrió el pelo y me sonrió—. Catch my hand, i'll been fightin' for ya.. Let me in, yeah, let me get closer. Got me runnin' wild like i feel it all over...

Me tomé unos segundos para analizar la letra, no queriendo tomarla como algo personal.

—All this time been trippin' and slippin' around —iba una pequeña nota alta ahí—. You got me, now i'm swimmin', swimmin' in clouds —una nota aún mas alta—. Holdin' my breath till there's nothin' left, hold your breath, now there's nothing left. Gimme that love, i'll be waitin' for y-

—¡GAAAAAAAAAAAAAAY! —grité con desesperación, sonrojada. Quizá la letra no tenía ningún otro significado que el de ser sólo canción, y tal vez estaba siendo dramática. Pero yo no lo sentía así.

Sid arqueó una ceja. —¿Te parece gay?

Todos estaban en silencio, esperando mi respuesta.

Me levanté. —Uhm, no. Quiero decir, es una linda canción. Sí. Es hermosa. Ya sabes. Pero no creo que sea... la indicada. Sí. La indicada para una nueva canción y todo eso —vacilé.

—Bueno, ¿tienes una mejor? —preguntó despectivo.

Sonreí. —Creo que sí.

Corrí hasta mi mochila, que estaba tirada en el suelo, y rebusqué entre ella para encontrar mi cuaderno de poemas. Lo encontré y fui directo al último poema. Se lo tendí a Sid y lo miré expectante.

—Me gusta —dijo, como si fuera la cosa más extraña. Empezó a tararear el ritmo, queriendo tomar el control, pero yo lo miré fijamente—. ¿Qué? —dijo luego de un rato.

—Es que, bueno, yo estaba pensando en que... —lo miré— ¿no te vas a enojar? —puse ambas manos en su antebrazo e hice puchero.

Él miró a los demás con confusión. —Uh, no, supongo.

Sonreí, dándole un beso en la mejilla. —Estaba pensando en que tal vez Matteo debería... cantarla...

Me cubrí la cara con los brazos esperando el grito. No ocurrió nada.

—¿Por qué? —preguntó Khris. Estaba también confundido.

—Oh, bueno, es que estaba pensando en una tonada de rock alternativo —miré a Sid antes de que pudiese decir algo—. Rock alternativo, no indie rock —reí levemente, y continué—, y me gusta mucho la voz de Matt en rock alternativo —me encogí de hombros—. ¿Hay algún problema con eso...?

La verdadera razón era que Matt se sentía desplazado en ocasiones, debido al brusco cambio de vocalista. Y yo pensé que quizá le gustaría sentirse reintegrado.

—No, por mí no hay problema —dijo Sid, entendiéndolo rápidamente.

Los demás estuvieron de acuerdo y el ensayo empezó.

Estuvimos en La Cueva de Ensayo (bautizada así por Khris) muchas horas. De hecho, Sid y yo no pudimos ir a cenar debido a eso. Y yo no hice mi tarea de Economía —aunque no era como que la iba a hacer de todas formas—. Todos trabajamos juntos y le dieron forma a mi poema y le agregaron más estrofas. El producto final fue el deseado y todos terminamos orgullosos. Muy orgullosos.

—Bien, Matty —dirigí, retrocediendo unos pasos—. ¿Listo?

Él asintió. Yo iba a grabarlos con el teléfono para luego subirlos a Youtube, como una pequeña práctica.

—Muy bien. Tres... dos... uno...

Empecé a grabar.

Para hacerlo bien, necesitamos ayuda del piano de Fede, quien iba a ser tocado por Khris, y la canción empezaría con un poco de esa tonada. Luego, por su puesto, se unió Fede con la batería. Al final Sid, y luego Matt empezó a cantar.

—I'll believe when the walls stop turning, i'll believe when the storm is through, i believe i hear them say "Matt won't stop singing songs*", i never wanna shake their hands and stay. I never wanna shake their hands and stay. Oh, no. Let's go!

Luego, por decisión unánime, iba un gran y fuerte coro.

We are young,

we are one,

let us shine for what it's worth.

To your place, place, place,

we're on our way, way, way,

we're on our way, somehow.

Hold me close, close, close,

we're losing time, time, time,

we're losing time, time, time,

we're falling to the ground.

—I'll believe when the sky is burning, i'll believe when I see the view, i believe that i hear them say "Matt won't stop dreaming now*", and everybody clap your hands and shout. And everybody clap your hands and shout. Oh, no. They shout!

　

Para mí era difícil enfocar a todos equitativamente. Sid se veía demasiado candente en esa camiseta sin mangas y la manera en la que tocaba la guitarra y hacía los coros y sonreía para la cámara y sus ojos y su boca y él. No podía hacerlo y la estrella de esa canción se suponía sería Matteo así que sólo lo enfoqué a él por un tiempo. Hasta que el solo de Khris llegó.

Taxi drive the sun is rising,

damn, the sirens,

keep on driving,

flashing light,

oh,

what a night!

I miss her bed,

i lost my head,

and it's sunning, we're still running,

for her rooftop, our last stop,

barefoot,

naked,

don't you let me go.

Era una canción que me llenaba tanto de energía y quería cantar a todo pulmón pero no quería interrumpir. Así que me limité a grabar y a verlos y a cantar con el corazón. (aire)

We are young,

we are one,

let us shine for what it's worth.

To your place, place, place,

we're on our way, way, way,

we're on our way, somehow.

Hold me close, close, close,

we're losing time, time, time,

we're losing time, time, time,

we're falling to the ground.

Terminé la grabación y reí mientras obervaba a los chicos caer al suelo, rendidos.

　

　

　

Matt: Me duele la cabeza. Fede, hazme algo de comer, por favor *lloriqueo*

Fede: Matteo, estoy demasiado mareado... Khris, ¿puedes quitar tu brazo de ahí?

Khris: Ni siquiera puedo moverme, viejo.

Matt: ¡Feeeedeeee! ¡Tengo hambre y me duele la cabeza! ¡¿Acaso no pien- *sonido amortiguado*

Khris: ¡Ew, Matteo! ¡No me muerdas!

Matt: ¡No me tapes la boca, entonces! *más lloriqueos*

Fede: Estoy tratando de dormir aquí, ¿saben?

Sid: ¡No! ¡Yo trato de dormir! *pasos, un portazo, más pasos, mi puerta se abre*

Sonreí. —¿Qué haces aquí?

—Ahí dentro no se puede dormir —dijo de mal humor. Caminó hacia mi cama y se lanzó en ella, cubriéndose con mis mantas.

Khris: ¿Matte-... ¡Matteo! ¡¿Qué estás haciendo?!

Matt: ¡Estoy en huelga!

Khris: ¡No tienes que ponerme tu pene en la pierna! ¡Quita esa cosa de ahí!

Reí al escuchar lo mortificado que estaba Khris, y un pequeño sollozo de asco.

—¿Qué te parece si pones algo de orden en vez de huir? —sugerí mientras agregaba los últimos toques al vídeo en mi laptop.

Fede: ¡Matteo, por Dios, no acoses a Khris...! Por todos los astros, qué asqueroso eres. ¡Khris, abre la ventana! ¡Abre la ventana!

Sid suspiró. —Que les den —murmuró entre mis sábanas.

—No puedes resolver todo con esa frase —me giré hacia él—. Tú eres el mayor, haz que te respeten.

Khris: ¡Es todo, lárgate! *un portazo*

Toc-toc.

—¡No vas a venir a joderme acá! —chillé, molesta.

—¡Pero tengo hambre! —oí al otro lado de la puerta.

—Que te den —murmuró Sid, más enredado que antes. Estaba durmiéndose.

Escuché pasos alejarse, una puerta abrirse.

Matt: Prometo que no voy a molestar más, ¿pero pueden darme de comer?

Fede: ¿Y por qué no preparas algo tú?

Matt: ¡¿Es que ya nadie me quiere en esta casa?!

Khris: Maldita sea, Matteo, ya deja de gritar como puta en pleno orgasmo. *suspiro* Yo te prepararé algo.

—¿Ves? Khris resuelve todo —escuché decir a Sid.

Yo asentí, distraída en encontrar el efecto adecuado.

—¿Es necesario subir ese vídeo a Youtube?

—Oh, desde luego. Ustedes ni siquiera tenían canal en Youtube. ¿Qué clase de banda son?

—¿Una no-famosa, tal vez?

Reí y me giré hacia él. —¿No quieren ser famosos?

—Personalmente no —se levantó de la cama. Caminó unos pasos hacia mí y se detuvo sonriente—. ¿Ya te he dicho lo bien que luces en pijama?

Ladeé mi cabeza, con gracia.

—¿Y que te quedan bien las trenzas? —tocó mi trenza y jugó con ella sutilmente.

—Sid, por favor —dije, apartando su mano de mi cabello. Me giré hacia la computadora y seguí trabajando.

—Pero ¿sabes qué te queda mejor? La palabra me gustas en tu boca —siseó—. Sí, sí. Eso es lo mejor que te queda —me giró hacia él y bajó su cabeza a la altura de la mía—. ¿Por qué no lo dices?

Arqueé una ceja. —¿No que tenías sueño?

—Sí, pero me sacrifico por escucharte.

Sonaba seductor.

—Está bieeeen, lo diré —dije con resignación, me levanté, quedando justo frente a él—. Te gusto.

Él rió a todo volumen. —Eres tan malvada.

Intercambiamos sonrisas por un momento y antes de que tuviera la oportunidad de decir algo para romper la picardía, él tomó cada lado de mi cara y me acercó a él, presionando sus labios contra los míos. Eran suaves, cálidos y maravillosos. Se retiró y luego me besó otra vez.

—Me gustas —dije, hechizada.

Al escuchar eso, me besó; duro y con ganas. Mis dedos viajaron por su nuca, jugando con los mechones libres que dejaba un pequeño moño-para-dormir, y mientras él profundizaba más, ellos bajaban aún más. Bajaron a lo largo de su espalda y se instalaron en el elástico de sus bóxers, recorriendo nerviosamente las arrugas de la tela. Me gustaba sentirlo, me gustaba que me besara, me gustaba que sonriera entre besos, y me gustaba él. Absolutamente todo él.

La puerta se abrió.

—Kyo, ¿puedo tomar uno de tus pastelill- OH, POR DIOS, SE ESTÁN BESANDO.


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*Lesbiana.

*Originalmente "Kyo won't stop writing songs."

*Originalmente "Kyo won't stop dreaming."

Más Jaden para tiiiiii.