domingo, 30 de agosto de 2015

Enyaw.






Me separé de Sid como un acto reflejo y me giré hacia la puerta, encontrándome con Matteo Riggoni. Tenía los labios en una perfecta O y sus ojos abiertos como grandes ventanas.


Intercambié una mirada rápida con Sid y él supo inmediatamente que tenía que arrastrar a Matt hacia adentro, antes de que gritara más. Caminó con grandes zancadas y tiró de él, cerrando la puerta a sus espaldas e hizo señas a Matteo para que callara.


Fede: ¡¿Quiénes se están besando?!


—¡Nadie! —dijo Sid, fingiendo reír—. Sólo unos personajes de una serie.


Escuché un leve "vale" de parte de Fede y miré a Matteo, quien estaba sentado en mi cama.


—Creo que tienen mucho que decirme —dijo con una sonrisa de suficiencia.


Rodé los ojos y dejé que Sid hablara, regresando a mi trabajo informático.


—Bueno, no hay mucho que decir. Kyo y yo estamos... saliendo... de alguna manera —mostró confusión—. ¿Tienes algún problema con eso?


—Ninguno —dijo riendo—, es sólo que no pensé que ustedes... —bufó— Olvídalo.


No dijo nada más, se levantó y se fue. Unos segundos más y ya estaba de regreso, asomando su cabeza por la puerta.


—¿Es algo secreto? —sugirió, señalándonos.


Yo me encogí de hombros. —No, supongo. Pero aún no le he dicho a Fede —antes de que preguntara, hablé:—, porque espero el momento  indicado. Ahora sal de aquí, idiota —dije riendo.


Él desapareció de nuevo.





Salí de clase de Química un poco irritada. Y ni siquiera sabía por qué.



Quizás porque pasé una mala noche por culpa de Matt a quien betaron de la habitación de Fede por ser demasiado necio y tuve que compartir mi cama con él (y Sid), o porque me dormí cerca de las 3 de la mañana gracias a que YouTube estaba más lento de lo normal.



Por lo que sea, estaba irritada. Y se notaba a millas.



Caminé en silencio junto a Kira, quien estaba también en silencio, y ajusté la correa de mi mochila. Sólo podía pensar en lo mal que me sentía y en que necesitaba un café y una siesta, pero infortunadamente la maestra de Literatura no me permitiría ninguna de esas cosas.



Uh, Kyo... escuché decir a Kira. La miré ferozmente, sin querer. No quiero arruinarte más el día, pero ¿ya viste eso? señaló hacia un punto del pasillo.



Miré. Era Jaden, comiéndose la cara con Dánica y manoseando el trasero de perra barata que tenía. Era asqueroso y patético.



Sonreí con malicia. Oh, vaya dije en voz alta, caminando hacia ellos. Mira lo que tenemos aquí.



Todos me miraron, incluyendo a Jaden, quien había parado de intercambiar baba.



Ustedes dos los señalé despectiva, ¿se van a comer la cara? Tengan un poco más de respeto.



No respondieron.



Kira tomó mi hombro y tiró de él levemente. No le hice caso y reí.



Ojalá dejes de conformarte con basura y busques algo mejor le dije a Dánica. Alguien que no intente moldearte las nalgas o que no te quiera meter la lengua hasta la garganta hice una mueca con desagrado. Hay chicos que tienen buena conversación, ¿sabes?




Jaden me miró con severidad. ¿Sí? Yo creo que tú no deberías conformarte con drogadictos.



Mi mundo se detuvo un momento, recordando las pastillas que estaban en la mesita de noche de Sid. No volví a pensar en eso por los sucesos que habían acontecido en las últimas horas y quizás incluso lo estaba pasando por alto a propósito; pero Jaden había traído el tema de regreso cual valde de agua helada.



¿Cómo te atreves a acusarlo de tal cosa? rugió Kira a mi lado, molesta.



Jaden soltó una carcajada. No lo estoy acusando. Sólo estoy diciendo la verdad me miró. Está perfecto que sea amigo de tu hermano y todo eso, pero no quiero que te pase nada por meterte con gente como él. Tú no sabes lo que él hace.



Jaden dije, pidiéndole que pare. Estaba demasiado malhumorada.



No me vas a creer, eso lo sé. Pero mira estos ojos dejó de lado la pereza que había en ellos y los abrió como unos ojos normales. Ya no había tanta belleza en ellos, míralos bien. ¿Cuándo te he mentido?



No dije nada. Preferí mirar a Dánica únicamente, como respuesta.



Kyo tomó mi mano y atrajo mi mirada a él nuevamente. Él no es bueno para ti.



Fruncí el ceño, de repente despertándome de mi ensoñación. Liberé mi mano de su agarre y lo miré asqueada.



No puedo creer a lo que has recurrido, Jaden bufé. Si vas a intentar separarme de Sid, invéntate algo más creíble, ¿sí? Bueno. Adiós.



Di media vuelta y reanudé mi camino hasta la clase de Literatura, aún más irritada.



¿Cómo se le ocurre hacer eso? le murmuré a Kira, abrazándome a mí misma. Me sentía un poco consternada.



Decir que Sid hace... esas cosas... es como decirlo de Fede negó levemente y me miró. Es un mentiroso horrible, qué bueno que elegiste a Sid.



Entramos al salón y di por terminada esa conversación.



 

 

 

Estaba en clase de Arte cuando recibí un mensaje de Sid.



De: Blue Eyes.
Para: Shiny Kyo.




"DEEEEZZ NUTZ"


 

¿Crees que deberíamos agregar más escarcha? preguntó Harrison.



Yo lo miré aún riéndome y asentí, regresando a mi teléfono.



 

De: Shiny Kyo.

Para: Blue Eyes.



"GOT' EM!"



 
De: Blue Eyes.

Para: Shiny Kyo.



" Fede me encargó comprar un nuevo cable de audio, ¿quieres ir conmigo luego de la escuela?"



 
De: Shiny Kyo.

Para: Blue Eyes.



"Yo no sé mucho sobre esas cosas, no te seré de utilidad:("



 
Guardé mi teléfono en el bolsillo y continué agregando más escarcha a mi obra maestra. Miré a Harrison, quien tenía las manos llenas de brillo y pegamento.



Mira, ahora brillas igual que yo bromeé.



Él se rió tontamente y continuó esparciendo escarcha. Echaba de menos a Aylin porque ella era realmente buena agregándole brillo a mis dibujos (era mi babyglitter, después de todo) y no desperdiciaba nada. Había faltado a clases ese día por motivos indígenas casi siempre faltaba.



Mi teléfono vibró una vez más.



De: Blue Eyes.
Para: Shiny Kyo.




"¿Y quién te dijo que te necesitaba para eso?;) Sólo pensé que sería bonito ir tú y yo y tomarnos de la mano de nuevo."



No era posible que alguien tan hermoso como él fuera un drogadicto. Simplemente me rehusaba a creerlo.



Respondí con una leve sonrisa, sintiendo mis mejillas arder.



De: Shiny Kyo.
Para: Blue Eyes.




"Está bien. Pasa por mí."



 

Kyo, necesito que me des un poco de tu brillo dijo Jennifer, tomando mi bote de brillo verde y llevándoselo rápidamente.



Me levanté y caminé hasta la mesa que ella compartía con Matt y fruncí el ceño.



¡No puedes llevarte el brillo de la gente así por así! chillé, mitad molesta, mitad graciosa.



¡Es por una buena causa! dijo Matt.



Observé cómo llenaron su cartulina de brillo y luego sacudieron el brillo que no se había pegado a nada. La gran cartulina blanca tenía un notable Kyo se la come escrito con escarcha verde.



Abrí mis ojos con exageración y estallé en risas. Sí. Ésos eran mis amigos.



¡No me la como! dije en mi defensa. Aún...



¡Sí te la comes! dijo Jennifer, y doblada.



Le pegué en el hombro y regresé a mi asiento, aún riéndome.



Ellos no so normales murmuré, para continuar esparciendo brillo.



Bien dijo la maestra, levantándose de su escritorio. Ya pueden sus cartuli-



La campana no dejó que terminara. Finalmente éramos libres.



Recogí mis cosas y dejé la cartulina en la mesa, Harrison se encargaría de ella, y pasé por el escritorio de Kira.



Al fin viernes suspiré con felicidad, tendiéndole mi brazo.



Ella lo tomó y caminó junto a mí. Al fin viernes repitió. Tú celebras porque tienes realmente buenos planes para este fin de semana. A mí me espera quedarme en casa con Des viendo anime.



El anime es educativo mencioné un poco distraída al salir del salón. Todos estaban viendo sus teléfonos de una manera muy llamativa. ¿Qué están viendo todos?



Kira se encogió de hombros. Quizás porno.



Reí ante eso y seguí caminando. Dios, estoy tan cansada. He usado mucho brillo hoy.



Literalmente. Fuiste la única que usó brillo. ¿Qué clase de obsesión tienes con eso?



Ninguna, es sólo me gusta sonreí con picardía.



Llegamos a la salida e inmediatamente puse un pie fuera, noté a Stang, y, por consiguiente, a Sid recargado en el. Vestía una de sus camisetas de Metallica y unos jeans rasgados, y unos lindos Converse completamente negros. Él era la sensualidad en persona.



Inmediatamente me vio, hizo un gesto hacia mí para que fuera con él.



Oh, Dios, no. ¿Me vas a cambiar por Sid? dijo Kira, fingiendo molestia.



Sí, bueno, tú me cambiaste por ese tal Hombre Morado, o lo que sea reí. ¿Te conectas?



Quizás. El anime que estoy viendo no me abandona me miró raro.



Ignoré eso y le di un pequeño toque en la nariz como despedida. Caminé hacia Sid sonriente y sintiéndome radiante. Él era como, tú sabes, ese alivio que tenías luego de un largo y difícil día de trabajo. Era como el fin de semana.



Oh, sí, sí. Sid era como el fin de semana.



Lo abracé como saludo y pude oler un nuevo aroma, pino.



Hueles como esos autos nuevos que ponen en los concesionarios dije con gracia, sin apartarme de él aún. Sentí cómo me rodeó con sus brazos y dejó un beso en mi cabeza.



Quería oler a bosque, pero creo que logré el efecto contrario.



Igual olía demasiado bien para mi sanidad mental.



Vamos, sube al auto, nos espera una bonita tarde.



 

 

Sid aparcó a Stang frente a la casa de Kira y me miró.



¿En serio no puedes venir conmigo a mi casa? Tenía planeado ver una película contigo y luego tal vez hacer bromas telefónicas.



Nope negué, tengo que ponerme al día con las clases y... tengo... cosas que hacer...



Sid rodó los ojos. Vale, si no quieres ir a mi casa sólo tienes que decirlo. No voy a enojarme.



Lo miré por unos segundos antes de inclinarme hacia él y dejar un casto beso en sus labios.



Nunca me oirás decir que no quiero hacer algo que te involucre aún mantenía mi mano en su rostro, acariciando suavemente, pero de verdad tengo algo que hacer me alejé.



Me haces sentir como una prostituta barata ahora dijo, para echarse a reír.



En caso de fueras una prostituta dije con un leve tono de gracia, estoy segura que no serías barata.



¿Y eso debería hacerme sentir mejor porque...?



Reí y volví a besarlo.



Nos vemos en la noche finalicé, cerrando la puerta del auto.



Él se despidió de mí y se fue. Yo aún tenía una sonrisa en el rostro porque no podía creer que yo era así de suertuda de tener a alguien como Sid en mi vida. Caminé hasta la entrada de la casa y toqué un par de veces. La puerta la abiró Des, borrando mi sonrisa dramáticamente.



¡Kira, hay una vagabunda en la puerta! gritó, con un tono de voz dividido entre gracia y sarcasmo.



Rodé los ojos. ¿Tú no haces nada? ¿No estudias, no trabajas? ¿Nada?



No, pero en ocasiones dejo que las personas hagan ritos en mi honor. ¿Eso cuenta como trabajo?



Tal vez. Pero creí que trabajabas como actor porno porque ayer vi un vídeo donde el pasivo se parecía bastante a ti sonreí con sorna. Sabía perfectamente que eso sólo era un pequeño pellizco a su orgullo, pero no tenía el humor para decir algo más hiriente.



Él no respondió y se apartó de la puerta, dejando que pasara. Te mentiría si dijiese que no sentí su aura oscura y negra queriendo manchar la mía la cual era de un bonito color azul cielo.



Kira apareció en la sala con un poco de sorpresa. ¿Qué haces aquí?



Sólo pasaba por aquí... ya sabes...



Una vez Des hubo desaparecido, mirándome sospechosamente, desde luego; pude decirle lo que de verdad hacía allí.



En realidad quería tu ayuda susurré, acercándome a ella.



¿Para...?



Me aclaré la garganta. Vermebonita dije con rapidez.



¿Qué?






Necesitotuayudaparavermebonita tosí a propósito. No me avergonzaba decírselo directamente. Me avergonzaba que Des me escuchara.



Kyo, no te entiendo dijo con el ceño fruncido.



NECESITO TU AYUDA PARA VERME BONITA dejé escapar. Me cubrí el rostro rápidamente, abochornada.



Ella empezó a reír.



¡Eso es imposible! gritó Des, desde algún lugar en la casa.



Kira rió más.



Me gustaría ayudarte dijo, aún riendo, pero no sé nada de esas cosas. ¿Acaso no me has visto?



Me descubrí el rostro. Sólo necesito que me ayudes a elegir un conjunto bonito... murmuré, aún con pena.



Es para el concierto de mañana, ¿verdad? dijo, con una voz y cara muy sugerentes.



Reí. Sí, no, tal vez, quizás, no sé... respondí en el mismo tono.



Es para lucir bien para Sid, ¿verdaaad?



Frené mis pensamientos.



¿Realmente yo, Kyoga Salvatore, estaba pensando en vestirme bien para un chico?



Oh, Dios. No.



En realidad dije, empezando a reír, es para lucir bien para Matty Healy. Pero ya que estamos en esas...



Debí imaginarlo se cruzó de brazos y volvió a reír, ¿entonces vamos a tu casa o...?



Me encogí de hombros. Pensé en ir al centro comercial.



Ella abrió los ojos con exageración. ¿En serio? Conociéndonos, tardaremos años en salir de ahí.



Lo pensé mejor y sí, tenía razón.



Bueno, entonces vamos a casa.



Decir eso fue una mala idea por dos cosas: a) no teníamos otro método de transporte mas que su motocicleta y b) el casco que me dio olía al shampoo de Des (cabe mencionar que su shampoo huele a rosas silvestres).



Al llegar a casa, subimos rápidamente y nos encerramos en mi habitación sin siquiera decir "hola" a Fede. Tardamos horas tratando de elegir un conjunto bonito y fresco, y que sea cómodo. Al final me decidí por un crop top blanco, pantalones de tiro alto sí, negros, y converse de color blanco que parecía más caqui que otra cosa porque Fede no quería lavarlos y yo no iba a hacerlo.



¿No crees que quizás deberías lavarlos? dijo ella, refiriéndose a los tenis.



Lo pensé mejor y los cambié por unos azules.



Listo, ¿viste?



Ella se dejó caer en la silla de mi escritorio, cansada. ¿Tanto trabajo para esto?



Yo fingí ofensa. ¡Es algo importante! Demasiado importante dije para mí misma.



¿Matt Healy o Sid? ¿Quién lo sabría?






 
El sábado llegó.



Era un día importante porque Sid, Khris y yo iríamos a confrontar a Dominik. También por el concierto lo cuál sería como la primera cita de Sid y yo. Así que debía empezar con buenas vibras.



Desperté temprano, abrí las ventanas y empecé a ordenar mis cosas. Mi habitación no era lo que llamaban un desastre. Tenía ropa tirada en los rincones, mis libros y libretas estaban desordenados y mi cama no estaba hecha. Pero tenía esta apariencia de la habitación de una adolescente. Así que estaba bien.



De todas formas, pensé que sería bueno ordenar todo. Terminé rápidamente de eso y entré al baño para asearme y empezar definitivamente el día.



Esperaba tener suerte.



Buenos días dijo Fede, hundido en la alacena, buscando no sé qué cosa.



Me senté en la mesa y bostecé. Hiciese lo que hiciese, la pereza no se me quitaría nunca. Al igual que mis distintivas ojeras.



¿Qué hay para desayunar? pregunté, terminando de trenzarme el cabello. Mi cabello no era largo ni nada por el estilo. Era corto, cayéndome por los hombros. Y la verdad me gustaba mucho que fuese así porque era bastante versátil.



Hoy no hay desayuno dijo.



Puse tremenda cara de orto, y luego me reí. ¿Qué?



Que no hay desayuno se giró hacia mí, dejando de urgar en la alacena, y me miró. Tenía una pose realmente gay, con la mano en la cadera y toda la cosa. Se veía gracioso.



¿Por qué? chillé.






Porque lo digo yo sentenció, girándose de nuevo. ¿Has visto la caja de Té Verde que compré?



¿Uh?



La caja de T- ¡Ah, ya! se giró con una caja en las manos y empezó a quitarle el polvo que acumuló, debido a que nosotros no éramos lo que se llamaba aficionados al té. Ambos preferíamos mas bien el café. Hoy sólo tomaremos un poco de té verde para desayunar. Frida me dijo que ayudaba mucho a limpiar el organismo y esas cosas.



¿Frida?



Él asintió. Sí, mi novia.



Woah, woah, woah, espera un minuto me levanté, ¿tienes novia y ni siquiera me dijiste nada? ¡¿Qué clase de hermano eres?!



Traté de decirte ayer, cuando regresaste a casa. Pero me ignoraste respondió.



¡Pero vivimos juntos! Fácilmente podrías, no sé, ¿tocar mi puerta? imité la acción en el aire, no es tan difícil.



Estabas con Kira y... bueno... se rascó la nuca.



Bufé. Pero ella se fue a las 10. Pudiste entrar y decirme.



Lo siento, estaba ocupado. Yo sí hago mis tareas.



¿Redes sociales?



¡Eres mi hermana! No voy a decirte algo tan importante vía una red social.



Me acerqué a él, cruzada de brazos.



¿Y es mejor darme la noticia así? lo miré con fingida decepción. Pensé que eras gay...



Él gimió en desapruebo. Kyo, por favor.



Está bien lancé mis manos al aire en rendición. Sólo espero conocerla pronto.



Me miró aliviado.



Pero no creo que sea más linda que Kira.



Quería sacarlo de quicio con ese comentario, pero presioné la tecla incorrecta, porque en vez de eso se puso algo melancólico.



Sí. Bueno... supongo que eso es imposible...



¿Aún si salieras con Mila Kunis?



Aún así...



Me tragué mi carcajada y lo abracé. Si aún la quieres, no sé qué haces con esa tal Freya.



Frida corrigió, abrazándome de vuelta.



Sí. Frida. Ya lo sabía me aparté de él. ¿Qué tal si intentas conquistarla de nuevo?



Lo siento, pero no puedo... ella gusta de Justin ahora hizo un mohín. Pero ya, dale, a desayunar me entregó una bolsita de té y una taza. Puedes llenarla allí señaló la tetera.



¿Estás seguro que esto limpia el organismo? pregunté con el ceño fruncido.



Él se encogió de hombros. Eso me dijo Frida.



Lo miré sospechosa y caí, finalmente. Llené mi taza, coloqué la bolsita y me senté de nuevo en la mesa. Observé cómo Fede preparaba todo metódicamente y con una organización sincronizada. Él, sin dudas, era un chico genial. Demasiado frágil, demasiado iluso (esos quizás eran defectos de familia). Pero era un chico genial, y cualquier chica que estuviese a su lado era la más suertuda en el planeta.



Oye, Fritz... empecé, llamando su atención. Él me miró desde la isleta, entrando y sacando (JEJjasdJAJSJDJASJDAJKajdjjdasEJJEJ) la bolsita de té una y otra vez. ¿Tú no tendrías problemas si yo saliera con alguno de los chicos?



Negó. En absoluto. Siempre y cuando no sea Sid, por mí está bien.



Mi corazón latió con fuerza.



¿Qué hay con Sid?



Nada malo. Es sólo que él es... inestable. Tanto física, emocional y mentalmente.



Oh. Vaya. Eso suena horrible dije con nerviosismo, llevándome la taza a los labios.



Sí, ¿verdad? ladeó su cabeza pensativo. Además, estoy algo preocupado por él.



¿Ah, sí?



Sí. Está en malos pasos cuando dijo eso, su cara mostró mucha tristeza y preocupación. Suspiró, acercándose a mí. Qué bueno que él no te gusta palmeó mi hombro y salió de la cocina.



Estaba jodida.



 

El resto del día lo pasé en ascuas. Nerviosa y demasiado confundida. Si Sid estaba en... malos pasos... quizás no era bueno involucrarme con él. No quería entrar a ese mundo de nuevo. Lo mejor era ayudarlo a salir de ahí y, tal vez, más adelante podríamos intentar algo. Pero no podía imaginarme a mí alejándome de él, o tratarlo sólo como un amigo. No podía imaginarme no poder besarlo me había acostumbrado rápidamente a eso y no poder abrazarlo y perderme con él en las noches. Era algo tan contradictorio que me daban ganas de hacerme un ovillo en mi cama y no salir de ese estado jamás. No quería lidiar con las drogas de nuevo pero tampoco quería alejarme de él, y no quería interrogarlo con preguntas estúpidas y arruinar nuestro algo. Era una situación horrible.



Ya en la tarde pude olvidarme levemente de eso, porque Sid y Khris pasaron por mí para ir a Avgust's. No estaba tan preocupada, porque estaba mayormente centrada en qué ángulo del trasero de Dominik patearía primero. Pero aún así no dejaba de buscar indicios en él. Se veía relativamente normal. No había ninguna señal de que algo malo ocurría con él y empecé a pensar que las pastillas que vi en su mesita de noche sólo eran para el sueño, que Jaden estaba ardido y que Fede estaba siendo bromista. O un hermano celoso. Así que me olvidé de eso por el resto de la tarde.



K, te advierto desde ahora que seré el primero en pegarle me dijo Khris al divisar el gran letrero de Avgust's.



Yo rodé los ojos. ¿Qué dices, enano garca? Tengo que estrenar estas botas levanté mi pie y lo estiré hasta el tablero de Stang para que Khris, sentado en el asiento copiloto, las viera.



Oh, mira eso dijo sorprendido. Las púas incluso brillan, vaya.



Sid y yo reímos.



Creo que deberíamos intentar hablar con él mencionó Sid, aparcando el coche.



Khris y yo jadeamos, con un poco de sorpresa y un poco de ofensa.



¿Quién eres tú y que hiciste con Sid? dramatizó Khris.



Él le restó importancia. Sólo pensé que sería bueno decirle sus verdades... Antes de partirle la jeta en dos.



¡Así se habla! vitoreé con felicidad.



El auto se llenó de risas, pero cuando Sid definitivamente apagó el coche hubo mucho silencio.



Bien, es hora de saldar cuentas dijo Khris, bajándose del coche con seriedad.



Sid me miró a los ojos por el espejo. Trata de no dejar ninguna púa enterrada en su culo gordo.



Con eso regresó la diversión al asunto y reímos.



Al bajar del auto, nos tomamos de las manos una vez más. Era algo ya inevitable, y lo hacíamos sin pensar mucho en eso. Puede que suene cursi pero mi mano encajaba a la perfección con la suya, y viceversa.



Your hand fits in mine like it's made just for me tarareé bajito, caminando hasta el establecimiento.



But bear this in mind, it was meant to be prosiguió Sid, con una sonrisita picarona en el rostro. Lo miré graciosa. ¿Qué? Te dije que escuchaba de todo, siempre y cuando la letra transmitiera algo.



Reí apoyando mi cabeza en su costado no en su hombro. Mi cabeza no alcanzaba ahí... y uní mi otra mano a nuestro agarre, haciendo de la escena algo gracioso-romántico. Khris nos miró desde la entrada de la tienda.



Ojalá dejen de comportarse como novios. Todos sabemos que no lo son dicho esto, rodó los ojos y entró. Sid y yo lo seguimos.



Él sólo está celoso dijo Sid, quitándole importancia. ¿Has visto lo solitario que está?






¡Escuché eso! dijo.



¡Pues qué mal! respondió Sid.



Iba a responder algo, pero me detuve en seco.



¿Qué ocurre? preguntó Khris.



Ahí. En la caja señalé. Es Dominik.



Sid giró hacia allí y se petrificó, al igual que yo. Khris llamó.



Él ojiceleste estuvo a nuestro lado rápidamente, mirando en la misma dirección.



Bueno. Es hora entrar en acción dije, caminando hacia él, todavía tomada de manos con Sid.



Había una pequeña fila frente a él, pero a nosotros no nos importó. Los tres nos detuvimos delante de esta y, por consiguiente, frente a Dominik. Las quejas empezaron a levantarse desde atrás, pero con una mirada de los primos Wayne bastó para que las personas se intimidaran y no se atrevieran a gemir más. Me sentí superior gracias a eso.



Dominik tenía apariencia de un robot que hacía todo premeditado, metía cosas en bolsas de papel malditos e ingeniosos hipsters, cobraba y estiraba la mano con la compra. En la última acción, salió de su modo robot y frunció el ceño.



Hagan la fila dijo.



La reacción de mi organismo al escuchar su voz es indescriptible. No era asco. No era enfado. No era miedo. Era algo más allá de eso. Y me asustaba porque probablemente no había repudiado a nadie de esa manera anteriormente.



¿No nos reconoces? preguntó Khris, inexpresivo y serio.



Dominik miró a ambos lados, y luego alzó su cabeza para ver por encima de nosotros, como si buscara algo. ¿Debería hacerlo?



Deberías dije entre dientes. ¿Tal vez el nombre "Matteo" te refresque la memoria?



Ahí captamos su atención lo suficiente. Nos miró directamente y sonrió con cinismo.



¡Ah! Matteo... ladeó la cabeza. ¿Qué tal le va a mi putita?



Tuve colocar un brazo frente a Sid para detenerlo. Casi se le iba encima.



Nos das asco dijo Khris, su expresión cambiando de "nada" a "algo." Sólo que no sabía qué.



¿En serio? Es una pena hizo un puchero falso y exagerado. Ahora muévanse, congelan la fila.



Eso fue todo. No pude contener más a Sid.



En un momento, Dominik estaba detrás del mostrador con una apariencia autosuficiente. En el siguiente instante, estaba tirado en el suelo, frente al establecimiento, sangrando por la nariz y el labio. No supe cómo ni cuándo, pero Sid definitivamente era rápido y audaz.



Mi ¿novio? se encontraba encima del chico-idiota-sangrante, presionándolo más contra el suelo, con una expresión que confieso me dio miedo incluso a mí, escupiendo insultos en cada idioma existente (o que al menos él supiera) y pegándole sin piedad alguna. Khris estaba frente a ellos observando la escena con paciencia, sabiendo que pronto llegaría su momento, y yo... bueno, yo no podía salir de mi estado de sorpresa. Jamás había visto a Sid tan encolerizado.



Pensé en decirle «¡Sid, ya basta, lo estás lastimando!», pero sabía que ése era el único cometido. Sabía que todos queríamos eso. Así que pronto empecé a disfrutar de la escena y me encontré a mí misma sonriendo con satisfacción.



¡¿Cómo diablos te atreviste a abusar de él una vez más?! un golpe, ¡¿Cómo te atreviste a lastimarlo?! otro golpe, ¡¿Te gustaría que te hiciese eso aquí, ahora mismo? Para que veas qué se siente, maldita sea?! más golpes.



Segundos después, se calmó. Dominik estaba demasiado débil como para siquiera abrir los ojos y dudé de su conciencia.



Eres un malnacido, ¡hijo de mil padres! seguía diciendo cosas, pero ya no golpeaba. Sólo gritaba.



¿Por qué lo hiciste? dijo Khris, sin más.



¿No te bastó abusar de él por meses? rugí empezando a envolverme en el asunto, acercándome peligrosamente, ¿querías volver a destruír su mundo de nuevo? ¡¿Eso querías?!



Él sólo se rió, mostrando su dentadura ensangrentada.



Mala idea.



Esta vez no sólo le pegaba Sid, sino también Khris. Con cada golpe llegué a temer que lo mataran; y por alguna extraña razón, nadie trataba de defender a Dominik. Las personas sólo miraban desde una distancia prudente y jadeaban con sorpresa en cada puñetazo. Pero no llamaban a la policía... ni a una ambulancia.



Hubo un momento en el que Khris se apartó. Retrocedió unos pasos y sonrió hacia mi dirección. Me asusté. Nada bueno sucede cuando Khris sonríe.



Tenía razón.



Sacó una navaja de su bolsillo y la tendió hacia mí, mirándome expectante.



¿Quieres hacer los honores?



No reaccioné. ¿Me estaba pidiendo que apuñalara a Dominik? ¿Que le marcara el rostro? ¿Que lo matara?



Al ver que no respondí, se encogió de hombros. Como quieras.



Acto seguido, levantó la camiseta de un Dominik-medio-muerto y marcó una gran E en su abdomen.



¿Qué significaba esa E?



Ambos se levantaron del suelo con una sonrisa ganadora en el rostro. Nudillos amoratados, un poco de sangre ajena en sus ropas, agotados. Pero se veían satisfechos.



El problema era que yo no.



Vámonos dijo Khris, caminando hacia el auto, aún con la navaja en las manos.



No me inmuté. Estaba atemorizada, de alguna forma. Ésa era una faceta de los Wayne que no conocía.



Vámonos repitió, el tono de voz un poco más grueso.



Miré a las personas a mi alrededor, estaban igual que yo. De repente empecé a sentirme mal.



Kyo, vám Khris empezó,



Pero Sid no lo dejó terminar. Khris sentenció. Se acercó a mí y me miró a los ojos. Todo está bien ahora.



Esas cuatro palabras lograron estabilizar mi organismo, por más ridículo que suene. Sid me tendió su mano y yo sin dudar ni un segundo la tomé, y me guió hacia Stang.



 

En el trayecto hubo un largo silencio. Yo no dejaba de preguntarme si Dominik seguía con vida, si llamaron a una ambulancia. O peor aún, a la policía. No sabía en qué rayos estaba metida y definitivamente no sabía si saldría bien librada de ese asunto.



Khris, por su parte, rebosaba alegría. Estaba mirando su propio reflejo en el filo de su navaja y sus dientes blanquecinos reflejaban un gran destello. Eso hizo que me encogiera más en el asiento trasero.



Sid se veía normal. Sus nudillos estaban lastimados y estaba ligeramente despeinado, pero no estaba ni feliz, ni triste, ni mucho menos culpable. Y eso me hizo dudar de si había un corazón latente en su pecho.



¿Te vas a quedar aquí, Khris? preguntó Sid frente al complejo de apartamentos donde vivía. Él asintió y se bajó del auto, no sin antes despedirse de ambos. Lo observé caminar hacia la entrada mientras guardaba la navaja en su bolsillo. Sid se giró hacia mí. Si quieres puedes pasarte a la parte delantera.



No respondí.



¿Estás bien?



Esa pregunta. Esa pregunta. Cómo la odiaba.



Sin embargo, negué. No. No estoy bien y me cubrí el rostro en un sollozo. No entendía lo que acababa de pasar. No entendía nada y me frustraba. Me sentía toda una vandalista y era horrible. ¿Qué- qué diablos acaba de pasar, Sidney?



Él suspiró.



Saldamos cuentas respondió con frialdad. Eso pasó.



¿Pero era necesario pegarle tanto y-y- sollocé, hacerle esa marca en el abdomen?



Así lo hacemos nosotros.



Me abracé a mí misma y empecé a llorar mucho. Y no sabía por qué era. No sabía si era porque presencié semejante barbaridad o porque mi Príncipe Encantado resultó ser... resultó ser eso.



Kyo dijo en un susurro. Creo que es momento de que sepas quiénes somos realmente.



 

 

Me senté en un sofá destartalado leyendo las letras E N Y A W pintadas con grafiti en la pared del fondo. El lugar no era más que otra bodega alejada del centro de la ciudad. El ambiente era tosco y se veía rudo. Habían latas de grafiti tiradas en todos lados, muebles rotos pero que de alguna manera hacían que el lugar se viese mejor, cajas, cómics, y una plantación casera de marihuana.



Estaba anonadada. No tenía palabras ni fuerzas para reprochar nada. Sólo me senté y recé porque eso fuere una pesadilla.



Khris y yo somos los fundadores de la banda Enyaw dijo luego de un rato, parado frente a mí, sin embargo a unos pies de distancia. Estaba cruzado de brazos y tenía expresión seria. Otorgamos protección a un montón de chicos y chicas a cambio de dinero, favores, privilegios, alcohol... drogas.



Me rehusaba a creer que lo que él me decía era cierto.



No somos los únicos. No sólo somos él y yo. Hay más gente involucrada confesó. Entre ellos están Matteo eso no me sorprendió. Él es miembro de nuestra banda. Es uno de La Élite. Es sagrado y nadie puede tocarlo. Por eso Khris y yo hicimos eso dio un largo suspiro y pausó. Dio media vuelta y empezó a merodear por la habitación. Enyaw no es algo pequeño lanzó una carcajada irónica. Hay una cede en Celje, una en Estocolmo, una en Iowa y una aquí. Normalmente son comandadas por un Wayne, ése es un dato importante, ¿sabes? se giró hacia mí una vez más, tenemos conexiones con muchas fuentes importantes, como las autoridades y todas esas cosas. Por eso la E hizo el símbolo en el aire. Para distinguirnos. Cualquier persona de alto rango que vea eso como-



¿Un policía? me atreví a preguntar, con voz temblorosa.



Ajá, un policía corroboró, sabrá que fuimos nosotros y no tendremos problemas con eso. Saben que sólo saldamos una cuenta.





Miré mis dedos entrelazados en nerviosismo. No sabía qué decir.





Nosotros funcionamos así. Somos así. Desde pequeños crecimos así. Somos de la calle y no cambiaremos por más "reformados" socialmente que estemos. No importa si yo quiero ser artista, no importa si Khris estudia para ser abogado, no importa que Matt se gradúe pronto para ser maestro. No importa. Esta es nuestra vida en las noches. Los fines de semana. Días festivos. Días laborales. Es nuestra profesión de tiempo completo y algo que ciertamente no nos abandonará se sentó a mi lado. Sé que tú me entenderás. Sé que sabrás aceptarnos tal cual somos porque somos tu familia... Pero si me equivoco, Kyo, puedes decírmelo ahora y daremos todo esto por terminado.



En momentos como ese deseaba en serio ser una chica fuerte. Pero no lo era. Yo era amiga de todo tipo de personas. Matthew, por ejemplo, tenía leucemia y esquizofrenia. Jennifer era acompañante en las noches. Aylin era una chica sin remedio que había sido abusada tanto física como sexualmente y le importaba muy poco lo que pasara con ella. Jaden tampoco era un santo, él también estaba involucrado con pandillas.



Entonces ¿por qué tenía que juzgarlos a ellos? ¿Por qué juzgaría a las únicas personas que de verdad me constaba me querían? ¿Por qué les daría la espalda cuando sólo querían ser aceptados por mí?



Sonreí. No me importa si son asesinos a sueldo o prostitutos dije con gracia, los quiero. Y nada de lo que ustedes hagan va a cambiar eso.



Al parecer di la respuesta correcta porque Sid me estrechó en sus brazos con mucha firmeza.



No sabes lo feliz que me haces me susurró al oído, atrayéndome más a él con alegría. Yo reí sonoramente.



Oh, sí, sí sé lo abracé de vuelta y repartí besitos idiotas por su cara.



Una duda de repente pasó por mi cabeza.



Sid...



¿Sí? dijo, apartándose de mí para verme a los ojos.



Si Matteo, Khris y tú están en esto... ¿Fede también?



Su expresión pasó de ser graciosa-agradecida a una seria.

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